NUEVA YORK. Si todo esto está programado por los Yanquis, entonces está funcionando.
Me siento mal por Alex Rodríguez. Nunca pensé que esto sería posible, pero aquí estamos. Yo, un nativo de Massachusetts, que discutí a medias en un bar que Alex Rodríguez debería ser expulsado de por vida por sacar la pelota del guante de Bronson Arroyo, me encontraba apoyando al toletero de los Yanquis.
¿Cómo llegamos hasta aquí? Alex Rodríguez es un tramposo. Es un mentiroso. Es alguien que tiene tan pequeña interioridad que arruinó a un escritor que trató de escribir una biografía de él.
Y aquí estoy, sintiéndome mal por él. Está en un equipo de los Yanquis, cuyos ejecutivos han dejado claro que no lo quieren. Cuando disparó su jonrón 661, pasándole a Willie Mays en la lista de todos los tiempos, los abucheos en el público fueron callados, ya que todo el mundo sabe que los ejecutivos de los Yanquis dijeron que no le pagarían los US$6 millones de bono por la hazaña.
Cuando Rodríguez bateó el jonrón, tuvo que preguntarle al dirigente Joe Girardi antes salir y quitarse su gorra para saludar a la multitud, con Girardi moviendo la cabeza para decir que estaba bien.
Rodríguez es un tramposo, sí. Usó sustancias prohibidas para prolongar su tiempo. Muchos, muchos, muchos otros peloteros lo han hecho. Mintió cuando fue atrapado.
Fue castigado de forma severa por hacer eso, y sirvió su suspensión. Cumplió su tiempo tranquilo, regresó al equipo que lo firmó.
El equipo trató de humillarlo en su retorno, le dijo que no podía llegar al campamento temprano, que no jugaría más en terceram y él se lo tomó con calma.
Ya tiene siete jonrones, trabaja fuerte, y trata de hacer causa común con el equipom al dejarse crecer el bigote. Rodríguez es una persona extraña.
No parece tener nada de sentido del humor. Él quiere desesperadamente ser tan querido que viene a ser artificial y a veces patético. Él tiene propiedades anti-carisma. Él no sólo no es Derek Jeter, sino que es lo contrario de Jeter. Se toma fotos.
Yo entiendo por qué a la gente no le gusta Rodríguez. No me gustó nunca. Pero lo he superado. Espero que pegue 45 jonrones este año, y la oficina principal de los Yanquis tenga que quejarse por todos. Espero que en cierto período de tiempo se convenzan los fanáticos que está obsesionados con la “integridad del juego”.
Me siento mal por Alex Rodríguez. Nunca pensé que esto sería posible, pero aquí estamos. Yo, un nativo de Massachusetts, que discutí a medias en un bar que Alex Rodríguez debería ser expulsado de por vida por sacar la pelota del guante de Bronson Arroyo, me encontraba apoyando al toletero de los Yanquis.
¿Cómo llegamos hasta aquí? Alex Rodríguez es un tramposo. Es un mentiroso. Es alguien que tiene tan pequeña interioridad que arruinó a un escritor que trató de escribir una biografía de él.
Y aquí estoy, sintiéndome mal por él. Está en un equipo de los Yanquis, cuyos ejecutivos han dejado claro que no lo quieren. Cuando disparó su jonrón 661, pasándole a Willie Mays en la lista de todos los tiempos, los abucheos en el público fueron callados, ya que todo el mundo sabe que los ejecutivos de los Yanquis dijeron que no le pagarían los US$6 millones de bono por la hazaña.
Cuando Rodríguez bateó el jonrón, tuvo que preguntarle al dirigente Joe Girardi antes salir y quitarse su gorra para saludar a la multitud, con Girardi moviendo la cabeza para decir que estaba bien.
Rodríguez es un tramposo, sí. Usó sustancias prohibidas para prolongar su tiempo. Muchos, muchos, muchos otros peloteros lo han hecho. Mintió cuando fue atrapado.
Fue castigado de forma severa por hacer eso, y sirvió su suspensión. Cumplió su tiempo tranquilo, regresó al equipo que lo firmó.
El equipo trató de humillarlo en su retorno, le dijo que no podía llegar al campamento temprano, que no jugaría más en terceram y él se lo tomó con calma.
Ya tiene siete jonrones, trabaja fuerte, y trata de hacer causa común con el equipom al dejarse crecer el bigote. Rodríguez es una persona extraña.
No parece tener nada de sentido del humor. Él quiere desesperadamente ser tan querido que viene a ser artificial y a veces patético. Él tiene propiedades anti-carisma. Él no sólo no es Derek Jeter, sino que es lo contrario de Jeter. Se toma fotos.
Yo entiendo por qué a la gente no le gusta Rodríguez. No me gustó nunca. Pero lo he superado. Espero que pegue 45 jonrones este año, y la oficina principal de los Yanquis tenga que quejarse por todos. Espero que en cierto período de tiempo se convenzan los fanáticos que está obsesionados con la “integridad del juego”.
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