A cuatro días de cerrarse el mercado de verano y justo antes de
comenzar la Liga, Ancelotti se quedaba sin Xabi Alonso y Di María. El
único ‘5’ auténtico en la plantilla y el ensamblador para que la BBC
funcionara sin taras abandonaban el barco de la 2014-15 sin margen de
maniobra para el italiano. Carletto (“yo soy un técnico de club, no de
jugadores”) fió la temporada a recomponer un centro del campo a base de
lo que le dejó una planta noble sin la figura de director deportivo
desde el 14 de julio. Reconvirtió mediapuntas en mediocentros (James e
Isco) y supeditó el equilibrio defensivo en dos volantes: Modric y
Kroos. El plan se sostuvo hasta que aparecieron las lesiones y el
cansancio porque Khedira, Illarramendi o el mismo Lucas Silva
protagonizaron un papel residual.
La base física no se cultivó en pretemporada. Primaron los ingresos
que dejó la gira norteamericana (12 días y tres partidos) por encima de
una plantilla que se subió al tren de la competición muy pronto, en
Cardiff el 12 de agosto (Supercopa de Europa), sin apenas descanso y
preparación. La mitad de ellos habían disputado el Mundial de Brasil. Y
el bolo en Dubai, en el mes de diciembre, evidenció que el estado físico
de los jugadores era una cuestión menor para la entidad porque el
equipo firmaba 22 victorias consecutivas. El Madrid iba como un tiro,
pero quedaban cinco meses de competición...
Kroos se había adaptado bien al rol de ancla del equipo (pese a que
en el Bayern siempre jugó en esa posición acompañado de otro
especialista como Schweinsteiger o Lahm), pero acusó el cansancio al
final: ha disputado el 86% de los minutos. Ancelotti insistía en
diciembre que no vendría ninguna incorporación, pese a las pocas
oportunidades que estaba brindado a Illarramendi, aun con la lesión de
Modric, y la aparición en escena del canterano Medrán (131 minutos)...
Illarra. El de Mutriku seguía en la plantilla porque
cederle o venderle a un precio mucho menor de los 38,9 millones de
euros que costó hubiera sido reconocer un error. Pese al discurso del
entrenador, el club le trajo a Lucas Silva. Costó 14 millones de euros
(cuatro más de lo que le valió Xabi Alonso al Bayern), pero Ancelotti no
lo pidió. Un misterio. Modric todavía estaba aguardando su regreso. El
croata se ha perdido en total el 43% de los partidos de esta campaña por
lesión. Esa ausencia coincidió con otra lesión grave como la de James
(60 días). Esto obligó al técnico a recomponer nuevamente un centro del
campo hipotecado al 4-3-3 por la “innegociable” BBC. Fue cuando apareció
de nuevo la figura de Khedira, completamente residual hasta esa fecha
porque acaba contrato el 30 de junio y el alemán había echado un pulso a
la entidad en verano. Carletto, que ya le puso de titular en Lisboa, no
tuvo reparo en alinearle el día del fatídico 4-0 en el Calderón por
delante de Illarra. “Con los tres de arriba hemos ganado la Champions y
el Mundial de Clubes, así que me parece que la pregunta no tiene
sentido”, se defendía cuando le preguntaban si no iban a tener descanso
Bale, Benzema o Cristiano. Sin el galés el Madrid ha ganado esta
temporada 13 partidos de 14 con ese 4-4-2. Los síntomas de alarma se
acrecentaron con la derrota en el Camp Nou (2-1). Inmediatamente después
se fichó a Danilo, debido a la preocupación del club por la
investigación de la FIFA.
Cuando cayó nuevamente Modric, Ancelotti tiró de Ramos para el centro
del campo. Pero en Turín se escenificó el naufragio. El cansancio y las
lesiones erosionaron los andamios de una plantilla en la que sólo 12
jugadores disputaron al menos el 50% de los minutos y en la que se
utilizaron 18 centros del campo distintos.
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