La vida de LeBron James (Akron, Ohio, 30-01-84) comenzó dando tumbos. Su madre, Gloria Marie James, le tuvo cuando aún era una adolescente (16 años) y su padre, Anthony McClelland,
se esfumó porque no pudo asumir las responsabilidades. Sus primeros
años, por lo tanto, fueron bastante convulsos, sobre todo tras la muerte
de su abuela. Gloria no encontraba un trabajo fijo y llevaba a su hijo
de un lado para otro. “Fui un nómada de nueve años”, recuerda LeBron, que encontró un segundo hogar en la casa de Frank Walker,
su entrenador de fútbol americano y que le acogió durante todo un año
entero. “Es la decisión más dura que he tomado en mi vida, pero también
una de las mejores. Él necesitaba estabilidad”, explcia su madre que le
visitaba los fines de semana. La estancia en casa de Big Frank
le dio esa estabilidad que Gloria buscaba y le descubrió su otra gran
pasión, el baloncesto. Él fue el primero en ponerle un balón en las
manos y quien le animó a que jugará en los Summit Lake Community Center Hornets, aunque LeBron seguiría siendo también receptor hasta su último año en el instituto.
Más tarde se mudó con su madre a una casa de protección oficial y empezó a jugar en los Shooting Stars, donde conocería a otro de sus mentores, Dru Joyce II, quien le enseñaría parte de sus fundamentos. En aquel equipo coincidió con su hijo Dru III (o Little Dru por su baja estatura), con Willie McGee y Stan Cotton, que formarían el Fab 4. Los cuatro hicieron un pacto: jugarían juntos en el High School. Pero en vez de ir al instituto público de su barrio acudieron al St. Vicent-St. Mary High School, una escuela privada de blancos. Eso no sentó nada bien en la comunidad.
LeBron y el resto del Fab 4 vivieron unos años en el que se sintieron “como estrellas de rock un poco imbéciles”.
Su primera temporada la cerraron con el casillero de derrotas a cero
(27-0) y en la segundo, tal era la expectación que despertaban LeBron y
los suyos, que algunos de sus partidos se celebraron en la Universidad de Akron,
con capacidad para 5.500 espectadores. Con sólo 17 años presumía ya de
ser el primer jugador de la High School que conseguía ser portada de Sport Illustrated bautizado como The Chosen One, El elegido,
firmando otro temporadón en el que fue nombrado Jugador del Año, pero
en el que su equipo no pudo alzarse con el título. Tras la derrota de
los Fighting Irish y con todo el revuelo que había a su
alrededor, LeBron quiso presentarse al draft de ese año (2002), pero se
topó con las reglas de la NBA que impedían que un jugador tan joven
fuera drafteado.
Su último año en el Instituto estuvo marcado por la polémica. En primer lugar, Gloria le regaló por su 18 cumpleaños un Hummer H2 y él aceptó dos camisetas por valor de 845 dólares
a cambio de una fotografía publicitaria, algo prohibido en el
baloncesto base estadounidense. Aunque se llegó hablar de la sanción de
toda la temporada, al final se quedó en sólo dos partidos y una derrota
por los Irish. Pero LeBron volvió para vengarse ¡y de qué forma! En su
reaparición anotó 52 puntos. Tras su último año en el instituto pudo
presentarse finalmente al draft. No había duda de que iba a ser el
número uno y, además, le eligieron los Cavs, por lo
tanto seguiría en casa, donde durante siete temporadas pudieron
disfrutar de él. Y no defraudó; en su estreno oficial anotó 25 puntos
ante los Kings y superó los 40 en un partido con 19 años. Su temporada de novato promedió 20,9 puntos, 5,5 rebotes y 5,9 asistencias.
No había duda, fue el rookie de aquel año, aunque su precocidad siguió
batiendo récords: un triple-doble con 20 años, MVP de un All Star con
21… El anillo, en cambio, se resistía.
Por eso en 2010 se declaró agente restringido. Su objetivo era coincidir en algún equipo con Chris Bosh y Dwayne Wade, cuarto y quinto en aquel draft de 2003. El 8 de julio y en un programa especial en directo (The Decision) de la ESPN, LeBron anunciaba que jugaría en los Heat (aquel programa recaudó casi seis millones de dólares que fueron donados a la beneficencia). La marcha del Hijo Pródigo
no sentó nada bien a los aficionados de los Cavs, que incluso subieron
vídeos a Internet quemando sus camisetas. Él mientras tanto lo celebraba
en una macrofiesta en el American Airlines Arena, donde auguró una
larga dinastía para los Heat del nuevo Big Three. Pero no fue así. La temporada siguiente cayeron en las Finales ante los Mavs de Nowitzki
y muchos le señalaron como el culpable: su media en la lucha por el
anillo había bajado casi nueve puntos. Tras pasarse el siguiente verano
trabajando sus movimientos con Olajuwon, King LeBron por fin pudo reinar, aunque sólo por partida doble. El año pasado, batacazo ante los Spurs antes de su regreso a casa, a Cleveland. Ahora tiene ante sí un nuevo reto: hacer campeones a los Cavs por primera vez.
En 2011 se casó con su novia del instituto, Savannah Brinson, con la que tiene dos hijos: LeBron James Jr. y Bryce Maximos James. Imagen de Nike
(con 18 años firmó un contrato por 90 millones de dólares) y de muchas
otras multinacionales, se convirtió en accionista minoritario del Liverpool y en el jugador mejor pagado del mundo en 2013, con unos ingresos de 56,5 millones.
Toda una celebridad y entre los hombres más influyentes de Estados
Unidos, ha hecho sus pinitos en el mundo del espectáculo: en la serie Entourage, en el Saturday Night Live
o como copresentador, junto a Jimmy Kimmel, de los Premios Espy en
2007; además de haber creado su propia fundación y respaldar la
candidatura de Obama.
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