Ocho días después del primer entrenamiento, el Barça jugó su primer
amistoso de pretemporada. Ante unos Galaxy infinitamente inferiores, el
tricampeón rodó la maquinaria, demostró tener el patrón y la idea de
juego muy clara en esta aventura norteamericana. Los más de 93.000
seguidores que llenaron el Rose Bowl (la última entrada se entregó una
hora antes del inicio del partido) quedaron encantados con el equipo de
Luis Enrique.
La primera parte tuvo momentos contrapuestos. Comenzaron con fuerza
los culés, presionando muy arriba y mostrando que pese a las vacaciones
no se les olvidó eso de combinar rápido y bien. Pero conforme fueron
pasando los minutos y las energías se iban consumiendo, aparecieron
errores de bulto que nunca pusieron en riesgo a Masip, pero sí que
hicieron levantar a Luis Enrique del banquillo destapado del Rose Bowl
Stadium. Pedro estuvo ágil e insistente. Se le vio motivado,
aparentemente mostrando una marcha más que el resto del equipo. Comenzó
en la izquierda, pero pasó a la derecha mediada el primer tramo de
choque. Sergi Roberto le secundó en protagonismo, como Rafinha. Busquets
controlaba sin problemas y Rakitic buscaba los movimientos de los
atacantes. Lo hacía el croata todo muy vistoso (tiró un par de caños
elegantes), pero no pudo ser efectivo. Combinaciones de primeras y en
corto para desvestir la retaguardia de los Galaxy, un conjunto el de Los
Ángeles que no pasaría de ser una franquicia millonaria en nuestro
fútbol vestido con estrellas en declive en su plantel, pero siempre con
la obligación de salvar la categoría: no daría para mucho más.
Paradón. Sergi Roberto hizo lucir a Rowe en el 34’.
El tiro del canterano llevó mucha intención y sirvió para terminar una
larga jugada de ataque del Barça. Luis Suárez peleó el esférico varias
veces hasta que lo hizo llegar a la frontal. Desde allí el canterano se
atrevió, al fin, a tirar, a buscar fortuna, pero la mano derecha del
portero local evitó la alegría visitante.
Decíamos que Pedro comenzó activo y que Rafina le cogió el relevo del
canario en el protagonismo. Los dos mostraron un buen entendimiento con
Suárez, que aprovechó un rechace en su mano para acomodar el balón en
el fondo de la red segundos antes de irse a la ducha. Hasta ese momento,
el Barça había cargado el juego por la zurda. Buscaban las incursiones
de Adriano más que las de Douglas, habitante en el lateral derecho. Éste
sólo destacó en la recta final de la primera parte, cuando se dejó de
complejos, tiró de orgullo (o de otra cosa) y acabó la jugada con un
centro tenso, pero sin rematador.
El propio Douglas (fue el único que completó el partido) abrió la
serie de oportunidades en la segunda parte. Volvió a atreverse a
aparecer desde atrás y unos pocos centímetros le privaron de celebrar,
algo que sí que hicieron cuando Sergi Roberto embocó con potencia la
pelota en la meta de los Galaxy, que desde ese momento dimitieron del
partido y se dedicaron a correr detrás de la pelota. Sandro tiró al
travesaño y los locales recortaron a la salida de un córner en el
descuento. Así se cerró el primer amistoso del Barcelona, acabó con
victoria, buenas sensaciones y la obligación de no poder bajar la
intensidad física; eso es tan importante en su juego como mimar el balón
como sólo ellos saben hacer.
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