Elvin Bethea fue uno de los cazadores de pasador más temidos de la AFC en los 1970s.
La redacción de ESPN.com.mx eligió a los jugadores más
representativos para cada número de jersey, desde el 99 hasta el 1, para
dar a conocer sus semblanzas a modo de conteo regresivo hasta el
arranque de la temporada regular del 2015. Aquí puedes consultar la lista completa.
MÉXICO -- En enero de 1968, el segundo draft conjunto de la AFL-NFL
arrojó dos grandes joyas en la tercera ronda: Art Shell de
Maryland-Eastern Shore para los Oakland Raiders, y Elvin Bethea de North
Carolina A&T para Houston Oilers.
Nunca es sencillo saltar de una universidad pequeña a la NFL, y
terminar con un busto de bronce en Canton, pero eso es precisamente lo
que hizo Bethea.
“Si hubiera podida jugar en Canadá, hubiera estado igual de contento,
pero jugar en la AFL en aquel entonces, no conocer demasiado sobre la
NFL frente a la AFL, era simplemente emocionante”, dijo Bethea. “Estaba
jugando con los pros, cobrando 15,000 grandes dólares al año. Me detuve a
pensar un día, y dije, ‘Espera un minuto, nos pagan 15,000 dólares y
estamos jugando 14 encuentros, así que nos están pagando, ¿cuánto, 1,000
dólares por partido?’. Pero estás contento y honrado y agradecido de
que saliste de la escuela, y especialmente yo, que fui a una escuela
pequeña, y terminé jugando. Pensaba que era lo más grandioso desde el
dulce de algodón”.
Los Oilers se convirtieron en ese mismo '68 en el primer equipo en
jugar sus partidos de local en un estadio techado, el Astrodome.
“Era algo nuevo para todos los que jugaban el deporte, especialmente
con Houston siendo el primer estadio techado”, admitió Bethea. “Puedo
decir que estuve allí para el primer partido a techo cerrado, así que
eso es parte de mi historia”.
Sin embargo, pese a que los Oilers se habían alzado campeones de la
AFL en las dos primeras temporadas de existencia de la liga, 1960 y
1961, Houston tuvo a su primer gran jugador de élite hasta que Bethea se
incorporó al equipo.
Irónicamente, a Bethea no le tocó disfrutar grandes campañas de
gloria en Houston, pese a que indudablemente era uno de los cazadores de
pasador más temibles de su era. En 16 campañas con Houston, Bethea sólo
disfrutó cinco temporadas ganadoras y accedió a postemporada cuatro
veces. La mejor época llegó en las temporadas de 1978 y 1979, cuando
alcanzaron en años consecutivos el Juego de Campeonato de la AFC.
Desafortunadamente para Bethea y los Oilers, se toparon en ambas
ocasiones con unos Pittsburgh Steelers de época.
Getty ImagesSiempre se podía contar con que Bethea cumpliera su parte
De cualquier modo, Bethea siempre cumplió sobre el campo. Fue elegido
en ocho ocasiones al Pro Bowl y en cuatro ocasiones fue designado al
segundo equipo All-Pro. Solamente Bruce Matthews y Mike Munchak ganaron
más viajes al Pro Bowl que Bethea, en la historia de la organización.
A pesar de que las capturas no se convirtieron en estadística oficial
hasta 1982, los registros extraoficiales lo colocan con 105 para
colocarlo primero en la historia de la organización, incluyendo una
temporada de 16 en 1973, con todo y una campaña de 1-13 de los Oilers en
ese año.
Si eso no bastara para considerarlo entre los más grandes, también
era durable. Bethea inició como novato y no se perdió ninguna salida
hasta 1978, cuando una fractura en el brazo dejó su racha de inicios
consecutivos en 135.
Lamentablemente, las condiciones actuales de Bethea distan de sus épocas cómo jugador.
"Tengo tantos doctores, ustedes no lo creerían", dijo Bethea en el 2010 al Houston Chronicle.
"A veces siento que vivo en el maldito hospital. Tengo que ir al médico
al menos tres veces al menos, para una cosa o para la otra".
Bethea, de 64 años de edad, se ha sobrepuesto al cáncer de próstata y
lidia con pérdida de la capacidad auditiva. Sin embargo, nada le asusta
más que terminar como su amigo, John Mackey, quien falleciera en el
2011 muy afectado por la demencia.
"Me dijeron que leyera más, para ayudar a que mi mente se mantuviera
fuerte", dijo Bethea. "Pero cuesta trabajo. Les digo que cuesta
trabajo".
Bethea marcó una época para la afición de Houston, y por ello fue
recompensado con el retiro de su jersey N° 65 al término de la temporada
de 1983, inmediatamente después de su retiro. Debió esperar un poco más
para ingresar al Salón de la Fama del Fútbol Americano Profesional,
pero las puertas de Canton finalmente se le abrieron en el 2003.
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