"La mejor manera de predecir el futuro es creándolo”, dijo alguna vez
el célebre filósofo empresarial austriaco Peter Drucker. Su cita cae
como anillo al dedo a nuestra adelantada percepción de que la
unificación del título mediano entre Gennady Golovkin y David Lemieux
será la pelea del año.
Los promotores Tom Loeffler (GGG) y Oscar de la Hoya (Lemieux)
escribieron el futuro que sugirió Drucker, al acordar realizar tan
temprano como el próximo 17 de octubre en el Madison Square Garden de
Nueva York la explosiva batalla y no en el primer semestre del 2016 como
se había pensado en un principio.
El anuncio del combate sorprendió gratamente por el significado que
tiene para la mayoría de los fanáticos asistir a una pelea entre dos
campeones fajadores, de buena técnica ofensiva y que parecen vivir el
mejor momento en sus carreras.
Por si fuera poco, será la primera vez que una batalla de PPV que
despierte tanta expectativa y morbo al mismo tiempo, no tenga entre sus
dos protagonistas ni a un mexicano, ni un boricua ni tampoco a un
estadounidense. A ello deberemos sumar la confirmada presencia en una de
las preliminares de Román “Chocolatito” González, enfrentando,
posiblemente, a Brian Viloria. Si ese fuera el rival, no duden que será
una pelea de “alquilar balcones”.
¿Pero por cual razón debe existir tanto entusiasmo por ver frente a frente a dos rivales como GGG y David Lemieux?
Se trata de dos oponentes de estilo explosivo, de boxeo ultra
agresivo, con un altísimo volumen de golpeo y noqueadores por
excelencia. Una pelea entre ambos se supone que no debe, bajo ningún
concepto, llegar a la distancia.
Y en el primer escenario, Gennady Golovkin llega como favorito a
llevarse la victoria. Su carrera hasta hoy, inmaculada, ha dejado un
tendal de rivales vencidos con autoridad y con una histórica racha de
noqueados que ya superan las dos decenas de manera consecutiva. Sus
números son temibles y la contundencia que ha mostrado GGG lo sitúa en
el pedestal de los invencibles. ¿Será así? ¿Será el kazajo un rival
invencible en los medianos? No tengo una respuesta que transmita
absoluta certeza para esa pregunta. Más aún, ante el desafío que
representa David Lemieux se terminan todas las certezas. El canadiense
es el rival que pondrá a prueba todas las unanimidades que se presumen
de Golovkin.
Y empecemos por la que provoca mayores recelos: la pésima defensa de
GGG. Si, el doble campeón mundial es tan agresivo que parece no
necesitar un buen bloqueo ni tampoco retroceder ante un oponente que lo
supere en acoso y presión constante. No obstante, es bueno recordar que
cuando ha tenido que esperar, le ha llegado metralla contundente, como
le ocurrió contra Willie Monroe.
Por si fuera poco, el mayor porcentaje de golpeo de Golovkin se
produce mediante ganchos o golpes por afuera con cualquiera de las dos
manos. Con ese expediente suele triturar a sus oponentes, más
preocupados en protegerse que responder aprovechando las franquicias que
otorga GGG que se abre en demasía cada vez que suelta sus bombazos.
Algo que puede ser su Talón de Aquiles el 17 de octubre.
Es que Lemieux lanza tantos golpes como Golovkin, pero hay una
diferencia en su estilo ofensivo. El canadiense suelta la mayoría de sus
golpes por el callejón central. Es decir, si GGG falla la respuesta
puede ser demoledora, ya que el castigo llegará por la zona frágil del
kazajo.
Desde mi punto de vista, hoy no existen diferencias entre los dos
campeones y ese es uno de los detalles que hace más atractiva la pelea.
GGG parece estar en el mejor momento de su carrera, confiado y seguro de
su superioridad sobre el resto. Lemieux, con 26 años, fue hace cinco
años la gran promesa canadiense, pero su carrera fue acelerada en
demasía. Un error por el que pagaron un precio muy duro. En el 2011 fue
vencido primero por Marco “Veneno” Rubio y luego por Joachim Alcine.
Aprendieron la lección y bajaron su carrera a tierra, como
correspondía. Desde entonces, Lemieux ha ganado nueve peleas
consecutivas y siete de ellas por KO. El canadiense ha madurado, parece
más sólido en lo físico, es más dinámica su agresividad, luce más
preciso en su golpeo y hasta presume ser más poderosa su pegada. Tampoco
se amilana si no puede noquear o su rival lo complica. Puede trabajar
al mismo ritmo alucinante durante los doce asaltos, tal como lo
consiguió en su última pelea, cuando se coronó campeón de la FIB ante el
francés Hassan N’Dam N’Jikam, al que mandó cuatro veces a la lona antes
de vencerlo en las tarjetas.
Lemieux y Golovkin el 17 de octubre van a lanzar mucho y van a
conectar mucho. Mi sensación es que el ganador surgirá de la capacidad
de asimilación que demuestren poseer ese día. Quien más aguante saldrá
victorioso y en apariencia, dudo que la pelea pase del quinto asalto.
Como sea, el acuerdo para realizar esta batalla es un gran acierto de
los promotores y a todas luces, la cartelera será digna de un PPV, donde
veremos a rivales que no se darán tregua y que pondrán emoción a su
boxeo, la mejor manera de agradecer la lealtad y esfuerzo del fanático.
El que paga la fiesta.
Anótelo en su agenda. El 17 de octubre veremos la pelea del año.
Porque, como en la cita de Peter Drucker, para predecir el futuro, basta
la voluntad de crearlo. Y no es una ciencia predecirlo, GGG vs. Lemieux
será la pelea del año.
0 comentarios:
Publicar un comentario