Volvió, por unos instantes, esa sensación. La incertidumbre, el coche
estampado, las protecciones dañadas, el monoplaza destrozado y el
piloto dentro. Sin moverse. Apenas fueron unos segundos porque pronto Daniil Kvyat, el piloto de Red Bull, pronto empezó a mover la cabeza y después levantó el pulgar derecho. Todo bien.
Fue en la curva diez del circuito de Suzuka, se viene de la curva
nueve en la que hay que frenar hasta los 127 km/h y despeñes se llega a
la once, muy cerrada una de las más lentas de la que se sale desde los
64 km/, pero la diez es una curva rápida en la que apenas levantan el
pie y se suele pasar a más de 290 km/h. Kvyat dejó una rueda en la hierba, perdió el control del coche y se fue contra las protecciones.
Después estaba aún con el susto consternado, pero asumiendo su fallo y
pensando en su gente. “Hay más decepción que dolor. Lo siento mucho por
los chicos, tendrán trabajo extra. La verdad es que he cometido un fallo de principiante, de rookie, he tocado la hierba y ahí no he podido controlar el coche, pero estoy bien”, declaraba después de visitar el centro médico por su propio pie y salir tranquilamente. Su compañero Ricciardo, estaba feliz por saber de su estado:
“Ha sido impactante, pero estoy muy contento al ver que Daniil está
bien”. Y el jefe de la escudería energética, Christian Horner confirmó
que el ruso saldrá desde el pit lane por los múltiples cambios que
tendrán que hacer en su monoplaza destrozado para ponerlo a punto con
vistas a la carrera. No importa, el piloto acabó ileso. Milagros, a
veces pasan, también en Suzuka. AS
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