
La realidad es esta: hablar de Michael Jordan es hablar de los Chicago Bulls y viceversa. Son las dos caras de una misma moneda. El reflejo en un espejo. Su Her Airness conquistó seis anillos de la NBA y llevó a la franquicia de Illinois a los libros de historia, pero según cuenta Justin Russo de Clips Nation esa parte de la realidad del baloncesto podría haber sido un simple sueño.
El periodista estadounidense revela que en dos ocasiones Los
Angeles Clippers estuvieron a punto de hacerse con el, para muchos,
mejor jugador de todos los tiempos. La primera vez fue en el año 1984. El equipo de la Conferencia Oeste estaba de mudanza. De San Diego viajaban a Los Ángeles para establecerse allí y en Chicago trataron de adquirir al mejor rookie del año 83, Terry Cummings.
La operación se debía orquestar a tres bandas, lo que habría permitido a
los angelinos adquirir la tercer ronda del draft de 1984, la que a la
postre sería la de Jordan. Pero, como se sabe, esa opción nunca llegó a
buen puerto.
La segunda intentona fue en 1988, cuando el 23 de
los Bulls ya se había forjado un nombre tras cuatro temporadas en la NBA
y dos premios en su haber: Rookie del Año y Mejor Defensor de la
temporada 1987-88. Además, ya había acaparado titulares de
medio mundo con partidos tan espectaculares como el segundo de la
primera ronda de los Playoffs de 1986 ante los Boston Celtics de Larry Bird
en el Garden. Jordan jugó solo 18 encuentros esa Temporada Regular por
la ruptura de un pequeño hueso del pie, pero se levantó y trató de
destronar al campeón del pasado curso. Fue imposible y los Bulls cayeron
3-0. Sin embargo, en el duelo dos anotó 63 puntos (49 en el anterior, también en Massachusetts) y el baloncesto se rindió a él. "No creo que nadie fuera capaz de hacer lo que MJ nos ha hecho a nosotros", subrayó Bird tras esa exhibición: "He visto a Dios disfrazado de jugador de baloncesto".
Con ese bagaje a la espalda, fue normal que los Clippers trataran de echar la casa por la ventana. Cinco jugadores o cinco rondas de draft al gusto de una franquicia del Toro que no quiso ni hablar del tema,
a pesar de que los vecinos de los Lakers tenían el número uno y seis de
la lotería ese año. El resto, como se dice, es historia conocida.
0 comentarios:
Publicar un comentario