El 29 de octubre, con la temporada NBA recién empezada, los Mavericks
viajan a L.A. para jugar contra los Clippers. Y el 11 de noviembre, más
madera (mucha más), los Clippers viajan al corazón de Texas para su primera visita a los Mavs
en lo que promete ser uno de los duelos más calientes de este curso… y
de los próximos. Entre ambos equipos ha surgido una rivalidad
verdaderamente seria tras el affair DeAndre Jordan. Recuerdo: el pívot se comprometió con los Mavericks para acabar volviendo a los Clippers después de un cambio de opinión en el que intervinieron muchos factores, entre ellos la hija de Doc Rivers, y de una especie de operación especial
en la que el grueso de la franquicia angelina viajó al domicilio de
Jordan para convencerle justo antes de que se abriera el plazo legal
para que estampara la firma en su contrato con los Mavericks. Una noche de locura narrada por los propios protagonistas en Twitter y que ya forma parte de la leyenda bizarra de la NBA.
La cosa, claro, no quedó ahí, menos cuando el que se quedó compuesto y sin pívot
fue Mark Cuban, un propietario reconocido por muchas cosas pero no
precisamente por guardarse sus opiniones. El cruce, más velado o más
frontal, de opiniones y acusaciones, sigue hasta hoy y ha hecho que Doc
Rivers, técnico de los Clippers, haya propuesto a Cuban zanjar el asunto con “un uno contra uno en una cancha… o con una pelea en un ring rodeado de una jaula”.
Cuban aseguró que los Clippers actuaron movidos por el pánico y que
Rivers “veía su carrera finiquitada si no recuperaba a DeAndre”. El
técnico le contestó de forma pragmática que él se había salido con la
suya y recibió a cambio un “a veces los mejores contratos son aquellos
que no llegas a firmar”. Cuban ataca pero la realidad es que DeAndre
jugará en California y que sus Mavs frenan se rearme con un juego de
pívots tan particular como poco convincente: Pachulia-Dalembert-McGee.
Pero insiste: “Para nosotros era un jugador fundamental para el futuro y
si no iba a ser capaz ni de sobrellevar la presión de un cambio de
aires, desde luego no hubiera funcionado como pieza clave en nuestro
equipo”. Para Doc, todo es cuestión de despecho: “Así que querías al
jugador a toda costa pero ya no le quieres tanto y de hecho le
criticas... Es la mejor forma de demostrar a Jordan que tomó la decisión
adecuada”.
El último capítulo, por ahora, llegó con ese “o recuperaba a DeAndre o su carrera estaba acabada”,
que ha hartado definitivamente a un Rivers que ha asegurado que ya no
tenía sentido alargar esa polémica “salvo que la zanjemos uno contra uno
en la cancha… o un ring rodeado por una jaula”. Las cosas de la NBA y,
desde luego, una nueva rivalidad que nos regala otro puñado de partidos
imperdibles en la nueva temporada. as
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