LOS ÁNGELES -- José Juan Barea
lo ha dicho por activa y por pasiva, pero desde la Federación de
Baloncesto de Puerto Rico no han podido hacer nada. El buque insignia de
la selección boricua urge a que se encuentre a un coach que forme parte
de un proyecto duradero. La reciente salida de Rick Pitino después de
dirigir al equipo en el Preolímpico FIBA Américas de México, supone otro
adiós que ralentiza el proceso de instauración de una cultura en el
básquetbol boricua.
"Ese ha sido un problema que siempre hemos tenido en Puerto Rico con
el cambio de coaches todo el tiempo. Yo le he repetido a ellos que me
gustaría tener un coach por cuatro o cinco años corridos", comentó el
armador de los Dallas Mavericks a ESPN Digital después de la victoria de su equipo ante Los Ángeles Lakers (103-93) en la que contribuyó con 10 puntos, siete asistencias y tres rebotes.
Barea ya sabía que la etapa de Pitino no pasaría de uno o dos años al
frente del combinado nacional, sin embargo, el coach acabó marchándose
tres meses después de aceptar ser el sustituto del español Paco Olmos,
cuyo papel como seleccionador nacional duró casi dos años. La historia
reciente del básquetbol boricua echa de menos la figura de un entrenador
que esté capacitado para implantar no sólo un estilo de juego, sino una
cultura y filosofía en el seleccionado.
Desde la etapa de cinco años de Manolo Cintrón, quien tras debutar en
los Juegos Centroamericanos de Cartagena en 2006, logró subir al equipo
a lo más alto del podio en los Juegos Panamericanos de 2011, hasta este
punto, la federación no ha sido capaz de dar en la tecla y encontrar a
un coach estable. Ni siquiera el veterano Flor Meléndez, quien ya fue el
líder del cuerpo técnico desde 1978 a 1982 fue capaz de mantenerse en
el cargo antes de que llegara Olmos.
Ha llovido mucho desde la victoria ante el 'Dream Team' de Estados
Unidos en el primer partido de los Juegos Olímpicos de Atenas 2004 (no
se pudo pasar del sexto puesto). Las medallas de plata en el FIBA
Américas de 2009 y 2013, así como las de bronce en 2003 y 2007 parecen
el único consuelo de una selección a la deriva que también logró el oro
en los Panamericanos de 2011, los del Centrobásket de 2008 y 2010, y las
platas en 2012 y 2014. Los torneos regionales son el colchón de
proyectos frustrados incapaces de dar golpe en la mesa a nivel mundial.
La próxima oportunidad se dará en la ronda clasificatoria para lograr un
puesto en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, serían los primeros
desde aquella épica victoria ante los estadounidenses.
COMPRENDE A DEANDRE JORDAN
Barea no quiere hablar de Pitino. Se mantiene al margen de los problemas que acechan a su excoach más allá de las cancha.
"No les estoy prestando, me mantengo lejos", declaró el domingo.
Sin embargo, sí se detiene a analizar la situación de DeAndre Jordan,
a quien conoce bien, y a quien comprende en su indecisión de no recalar
este verano en su equipo. Marc Cuban se la tiene jurada al pívot de los
Mavericks.
"Yo no tengo problema con la indecisión. A veces se va para un lado,
otras para otro. Yo lo conozco y él sabe que la forma en que lo hizo fue
lo que afectó, pero la indecisión es parte de esto", argumentó después
de haberse enfrentado a él el jueves en el Staples Center y a los Lakers
el domingo. "Los Clippers ya tienen jugadores estrellas que son
veteranos pero que están en su momento. La cuestión en Lakers es
diferente. Kobe ya tiene sus años y los jugadores novatos están en ese
proceso. Aquél es un equipo más completo, ya tiene mucha experiencia en
los playoffs también", apuntó.
Los Mavericks se impusieron a los Lakers en un partido cómodo en el
que fueron muy superiores gracias, entre otras cosas, a la gran
actuación de Dirk Nowitzki, quien con 37 años de edad está viviendo una segunda juventud.
"Está jugando muy bien, está saludable, así que vamos a hacer todo lo
posible por mantenerlo saludable. Como equipo la química está bien
buena y estamos jugando bien. Lo más importante hoy (domingo ante
Lakers) es cómo empezamos el juego. Empezamos bien, concentrados y
defendimos bien esos primeros minutos. Eso nos dio esa delantera al
principio que pudimos mantener todo el juego. Es bien importante",
apostilló el armador.
En los tres encuentros que lleva jugados con Dallas, Barea ha
participado una media de 23.5 minutos por juego en los que ha logrado
10.7 PPJ, 5.7 APJ y 2.7 RPJ desde la segunda unidad.
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