Alberto Contador tomó la salida en la séptima etapa del Giro, 264 kilómetros entre Grosseto y Fiuggi, sin aparentes problemas en su hombro izquierdo.
“Pasé buena noche, con calmantes, y espero que me responda bien. La
moral anda arriba. A ver si no llueve”, comentaba el líder de la carrera
ante los medios. El cielo se encontraba encapotada en Grosseto, y
apunta que habrá precipitaciones. La jornada será muy larga, con curvas y
bastante sube y baja. Sin embargo, en el Tinkoff eran optimistas con la salud del madrileño: “Le vemos motivado, con ganas de pelear y seguir adelante”.
Contador amplió sus explicaciones: “Los compañeros
me tendrán que ayudar con la comida y yo debo evitar pasar el brazo por
encima de la cabeza para que no se me vuelva salir, pero me siento
confiado, he trabajado mucho para afrontar estas tres semanas y el
Tour”. Los doctores confirmaron lo anunciado en el parte médico de ayer:
que su “articulación sufre inestabilidad”, aunque no creen que tenga
ningún problema para continuar en competición y llegar a Milán. Contador
dijo que se le dislocó dos veces, y para la etapa de hoy se le ha
fijado el hombro con un vendaje y una kinesiotape.
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