No hay fronteras. Ni océanos. Sólo vecinos lejanos.
Un australiano de origen coreano ganó la quinta etapa de la Vuelta a
España: Caleb Ewan. Quien tenga problema con el nombre (la mente nos
lleva a Cadel Evans), tendrá tiempo para memorizarlo, aproximadamente
una década. El chico sólo tiene 21 años y un futuro más luminoso que el
sol de julio. Más difícil fue familiarizarse con Djamolidine Abdujaparov
y ahora todos hablamos uzbeko.
Ewan es el enésimo ejemplo de la imparable internacionalización del ciclismo. El
día de su victoria, un etíope, el primero que corre la Vuelta, formó
parte de la fuga de la jornada. Retener su nombre (o apellido) resultará
algo más complicado: Tsgabu Grmay. Sus compañeros de escapada, Keisse y Duchesne, lo recordarán mejor porque el etíope fue económico con los relevos.
Todos se sintieron como en casa. Los nueve estadounidenses
del pelotón porque la etapa salió de Rota (base de la US Navy desde
1953) y el japonés Yukiya Arashiro porque muy cerca quedó Coria del Río,
localidad con vínculos nipones desde que en 1614 la visitó el samurai
Hasekura Tsunenaga. Parte de su séquito se estableció en la ciudad y se
mezcló con sus habitantes en sentido estricto. El apellido Japón puede
dar fe de la cariñosa fusión.
No hay fronteras. Ni océanos. Sólo vecinos lejanos.
Un australiano de origen coreano ganó la quinta etapa de la Vuelta a
España: Caleb Ewan. Quien tenga problema con el nombre (la mente nos
lleva a Cadel Evans), tendrá tiempo para memorizarlo, aproximadamente
una década. El chico sólo tiene 21 años y un futuro más luminoso que el
sol de julio. Más difícil fue familiarizarse con Djamolidine Abdujaparov
y ahora todos hablamos uzbeko.
Ewan es el enésimo ejemplo de la imparable internacionalización del ciclismo. El
día de su victoria, un etíope, el primero que corre la Vuelta, formó
parte de la fuga de la jornada. Retener su nombre (o apellido) resultará
algo más complicado: Tsgabu Grmay. Sus compañeros de escapada, Keisse y Duchesne, lo recordarán mejor porque el etíope fue económico con los relevos.
Todos se sintieron como en casa. Los nueve estadounidenses
del pelotón porque la etapa salió de Rota (base de la US Navy desde
1953) y el japonés Yukiya Arashiro porque muy cerca quedó Coria del Río,
localidad con vínculos nipones desde que en 1614 la visitó el samurai
Hasekura Tsunenaga. Parte de su séquito se estableció en la ciudad y se
mezcló con sus habitantes en sentido estricto. El apellido Japón puede
dar fe de la cariñosa fusión.
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