
Tras 20 años, sigue siendo uno de los
momentos más increíbles del béisbol. La noche en la que Cal Ripken jugó
su partido número 2,131 en fila para romper el récord de Lou Gehrig,
para varios una marca imposible de romper de "hombre de acero".
Ripken se tomó un buen tiempo para asimilar la racha. Especialmente le frustraba cuando muchos indicaban que esto era el motivo de cada bache por el que pasaba. Si quizás hubiese tomado uno o dos días libres, probablemente hubiese evitado aquellos meses en los que bateó .212. ¿Quién sabe? Tal vez puede ser cierto.
Ripken se tomó un buen tiempo para asimilar la racha. Especialmente le frustraba cuando muchos indicaban que esto era el motivo de cada bache por el que pasaba. Si quizás hubiese tomado uno o dos días libres, probablemente hubiese evitado aquellos meses en los que bateó .212. ¿Quién sabe? Tal vez puede ser cierto.
Por otra parte, Ripken era el mejor
preparado, el atleta más meticuloso que muchos han conocido. Era
obsesivamente cuidadoso con su nutrición y condicionamiento, también
sobre su preparación mental y todo por el estilo.
Por un buen tiempo Ripken fue definido únicamente por su grandeza
como jugador. Y aunque su racha de juegos consecutivos también es
difícil de comprender, era conocido como un buen jugador completo.
Pero cuando la racha tomó vida - 1,500 juegos, 2,500 juegos -- Ripken
cansado de preguntas, durante una temporada, midió cuánto tiempo pasaba
antes de que un reportero le preguntara sobre la racha.
Para el verano de 1995, Ripken ya había aceptado su vínculo con la
racha. Estaba cómodo con las preguntas, especialmente discutiendo el
significado de dicho logro. De repente entendió lo importante que fue la
temporada del 1994 y 1995 que se vieron interrumpidas por la terrible
huelga.
Así que, el 6 de septiembre de 1995, cuando el juego se hizo oficial
en la quinta entrada, la ovación comenzó. Sólo que no era la típica que
puede escucharse en un juego. No era la ovación que acompaña un jonrón
que da la victoria o un ponche crucial.
De manera voluntaria Ripken decidió acabar con la racha en 2,632 en
1998, y si no es la marca más difícil de alcanzar en todos los deportes,
seguramente forma parte de una lista corta. Ripken ha pronosticado que
eventualmente alguien romperá el récord.MLB.com
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