A la manada de lobos finlandesa (Susijengi) no hay quien la calle. Aulló en el Mundial de España y repite ahora en Montpellier, con familias enteras apoyando a los Suomi
en la grada. Incluso la Federación, en alianza con sus patrocinadores,
ha montado en la ciudad francesa una escuela finlandesa para que los
niños de siete a doce años no se pierdan jornadas lectivas. Por la
mañana, al colegio, y por la tarde, acción. La de que ofrece su
selección. La impetuosa Finlandia hizo pasar las de Caín en su estreno a Francia, anfitriona y favorita al oro (97-87 final).
Los de Henrik Dettman llevaron el partido a la prórroga (81-81) tras un triple de Sasu Salin, jugador del Gran Canaria. Tony Parker tuvo que estirarse hasta los 35 minutos en cancha y sumar 23 puntos para interceptar la sorpresa en pleno vuelo. Una amenaza que dirigió Jamar Wilson, un base de 1,85 m y 31 años,
que hasta este sábado era un desconocido en la élite europea. Su estilo
recordó al mejor Bob McCalebb, el americano que jugó con Macedonia.
Percutió en penetración a las torres rivales con velocidad y fuerza,
pero desde 30 centímetros más abajo. Puro coraje. Al final le secundaron Koponen (15) y Salin (14), y antes el gran trabajo de Gerald Lee, en Murcia la pasada campaña.
Francia, que lanzó con un 65% de acierto en la primera parte, tuvo
amplias ventajas: 39-27, 56-45 y 63-47 a 12:41 del final en unos buenos
minutos de Parker. Pero Finlandia remontó esos 16 tantos con Wilson, con el despertar de Koponen y con fe, mucha fe, la de una afición entregada.
Francia llegó a verse en la lona, pero se levantó a tiempo. Entró a la
prórroga con el corazón desbocado, pero con el temple suficiente para
rehacerse. Batum y De Colo, ambos con 16 tantos, tuvieron una actuación
destacada.
Los franceses dominaron en casi todo (incluidos los rebote: 43-32),
pero cometieron 17 pérdidas ante la activa defensa finesa. Eso dejó un
resquicio al milagro. Eso, y Jamar Wilson, que acaba de conseguir la nacionalidad finlandesa después de haberla solicitado hace cinco años. Está casado con una exjugadora de aquel país, Laura Wilson, pero Jamar no consiguió el pasaporte hasta que no superó un examen de finés hace
apenas unos meses. En ese tiempo cambió de club y dejó Finlanda (antes
estuvo en Bélgica). Ha jugado cuatro campañas en Australia. El próximo curso lo hará otra vez en Europa, en el Rouen francés. Buena tarjeta de visita la que deja su debut en el Eurobasket.
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