Dice que cada día practica ese lanzamiento, que durante los
entrenamientos trata de ponerse en la tesitura en la que estuvo cuando
la bocina marcó el final del tercer periodo y el esférico ya había
salido de sus manos. Stephen Curry observó junto a millones de amantes
del básquetbol cómo la pelota voló con el segundero en cero e iluminado
de rojo. Ésta entró y los 62 pies (casi 19 metros) de distancia quedaron
reducidos a nada, a una precisión espectacular que dejó boquiabiertos a
los aficionados que asistieron al FedEx Forum de Memphis. Los Warriors
pusieron ocho puntos de ventaja y acabaron con las esperanzas de
remontada de unos Memphis Grizzlies que a la postre acabaron
sucumbiendo.
Los jugadores excepcionales son los que saben aparecer en los momentos
clave de las citas clave y Curry es uno de los privilegiados. Su
repertorio es de lo más amplio y entre sus deleites, los triples. Su
balance de 8-de-13 desde el arco en la última victoria de los Warriors,
la que le ha colocado en la final de la Conferencia Oeste, supuso el
mayor balance en un último partido de una eliminatoria en la historia de
la NBA, una gesta que también lograron Jason Terry en 2011, Michael
Finley en 2007 y Paul Pierce en 2002. No hay partido de postemporada en
que no anote al menos un triple (acumula 29 citas de playoffs).
El base de los Warriors ha sido el catalizador del pase de su equipo a
la final de la Conferencia Oeste. Sin él, el gran trabajo defensivo de
los suyos a la hora de mermar el juego interior de Memphis no hubiera
servido de nada. Su finura es total en muchos ámbitos de su juego, pero
si hay un aspecto en el que ha destacado, es en su pulso desde el
perímetro.
De las tres postemporadas que ha jugado Curry, la actual es la que más
intentos y mejor porcentaje ha logrado en triples. Su media es de
4.6-de-11.2 por partido (41.1 por ciento). Sus 28.2 ppj son la
confirmación de que las jugadas finalizan más en sus manos que nunca. En
las dos eliminatorias que lleva disputadas, el armador de los Warriors
ha brindado 8.6 asistencias que dejan atrás las 8.4 del año pasado y 8.1
del anterior. Está claro que dejar a Curry abierto no algo que sus
rivales quieran permitir.
El jugador volvió a dejar su sello en el Juego 6 y de sus lanzamientos
desde el arco (un 71.4 por ciento de sus intentos), no hubo oposición
alguna de los Grizzlies en un 28.0 por ciento de ellos. Según datos de
ESPN Stats and Information, el base de la franquicia californiana anotó
un 71 por ciento de sus tiros sin oposición en los últimos tres partidos
de la serie. En los tres anteriores, cuando los Grizzlies alcanzaron
dos victorias, su balance fue del 42 por ciento. Cuando el Jugador Más
Valioso tiene espacios abiertos y está afinado, sus rivales sufren las
consecuencias.
Si fuera fácil frenarle, si su destreza no sacara los colores a sus
rivales. Curry sigue llenando el saco de genialidades con jugadas de
libro como la cinta que le hizo a Courtney Lee este viernes y que llevó
al suelo a su rival antes de guisarse y comerse un triple de marca
registrada. Lo suyo es marcar la diferencia y con él en estado puro es
muy difícil frenar a los Warriors en una serie a siete juegos.
Los guerreros descansan con la tranquilidad de haber certificado un pase
soñado desde hace tres temporadas, cuando la franquicia de la Bahía de
San Francisco comenzó a construir sus ilusiones. Están imparables y el
hecho de haber finiquitado la primera ronda en cuatro juegos y de haber
cerrado la segunda en seis le da cierta ventaja ante sus próximos
rivales: Los Angeles Clippers o Houston Rockets, dos equipos que se
están desgastando en una eliminatoria de infarto.
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