OACKLAND -- El show LeBron James lleva apagado varias semanas en las redes sociales, desde que comenzó la postemporada y el alero de Cleveland Cavaliers
volvió a desconectarse de toda actividad virtual. Ni Twitter, ni
Facebook, ni Instagram ni nada que se le parezca. Sin embargo, todas
estas plataformas han estado activas durante este miércoles teniéndole a
él como protagonista, y es que el dos veces campeón de la NBA no ha
pasado desapercibido durante la última práctica previa al Juego 1 de las
Finales.
Llamó la atención su motivación durante el entrenamiento. No dejó de
deleitar al más del centenar de periodistas que observaban todos y cada
uno de sus movimientos. Primero con bailes en el lateral de la duela y
luego lanzando a canasta al grito de ‘back to the Finals’ (de vuelta a
las finales), frase que repitió en numerosas ocasiones. James estaba en
su salsa y estuvo envuelto en un aurea dorada, de los pies a la cabeza.
El calzado que lució durante la práctica no dejó indiferente a nadie.
Portó unos tenis de la marca que le patrocina tan relucientes como el
oro que pone nombre al estado de California, que viene a ser su rival en
la carrera hacia el anillo. La paradoja del Rey en tierra ajena.
‘Golden shoes’ en Golden State, el fortín de unos Warriors que han
dejado escapar solamente tres partidos entre la temporada regular (39-2)
y los playoffs (7-1). El Oracle Arena casi implacable en el que han
desfilado 803,436 aficionados a los largo de los 49 encuentros que se
han disputado desde octubre del año pasado (una media de 16,396 por
partidos), lo que le convierte en la séptima franquicia con mejor
asistencia de la liga.
“No te pones demasiada presión por ello. Es una cancha y es
básquetbol y son 10 jugadores sobre la duela, tres árbitros y 20,000
fans”, afirmó James antes de lucir su calzado y salero durante la
práctica. “Estos aficionados son increíbles. Lo han sido todo el año y
durante los últimos años. No me pongo mucha presión. He estado en muchos
campos ruidosos y éste es uno de ellos. He jugado en Oklahoma en el
comienzo de unas Finales. He jugado en Boston. He jugado en Detroit. He
jugado en Chicago en 2011 para abrir las Finales de Conferencia en 2011.
También he estado en San Antonio. Han sido muchos y éste será otro de
ellos”, declaró.
Y así, con sus botas doradas, James dejó claro que la experiencia es
un grado. Seis Finales, dos anillos, dos Jugador Más Valioso de las
Finales y cuatro de la temporada regular le avalan. No sólo no se
amedrenta con la presión que ejercerá el graderío del Oracle, sino que
se atreve a pisar su suelo calzando el oro que caracteriza a los
Warriors. Nada es por casualidad en James.
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