jueves, 4 de junio de 2015

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LeBron James
OACKLAND -- El show LeBron James lleva apagado varias semanas en las redes sociales, desde que comenzó la postemporada y el alero de Cleveland Cavaliers volvió a desconectarse de toda actividad virtual. Ni Twitter, ni Facebook, ni Instagram ni nada que se le parezca. Sin embargo, todas estas plataformas han estado activas durante este miércoles teniéndole a él como protagonista, y es que el dos veces campeón de la NBA no ha pasado desapercibido durante la última práctica previa al Juego 1 de las Finales.
Llamó la atención su motivación durante el entrenamiento. No dejó de deleitar al más del centenar de periodistas que observaban todos y cada uno de sus movimientos. Primero con bailes en el lateral de la duela y luego lanzando a canasta al grito de ‘back to the Finals’ (de vuelta a las finales), frase que repitió en numerosas ocasiones. James estaba en su salsa y estuvo envuelto en un aurea dorada, de los pies a la cabeza.
El calzado que lució durante la práctica no dejó indiferente a nadie. Portó unos tenis de la marca que le patrocina tan relucientes como el oro que pone nombre al estado de California, que viene a ser su rival en la carrera hacia el anillo. La paradoja del Rey en tierra ajena. ‘Golden shoes’ en Golden State, el fortín de unos Warriors que han dejado escapar solamente tres partidos entre la temporada regular (39-2) y los playoffs (7-1). El Oracle Arena casi implacable en el que han desfilado 803,436 aficionados a los largo de los 49 encuentros que se han disputado desde octubre del año pasado (una media de 16,396 por partidos), lo que le convierte en la séptima franquicia con mejor asistencia de la liga.

“No te pones demasiada presión por ello. Es una cancha y es básquetbol y son 10 jugadores sobre la duela, tres árbitros y 20,000 fans”, afirmó James antes de lucir su calzado y salero durante la práctica. “Estos aficionados son increíbles. Lo han sido todo el año y durante los últimos años. No me pongo mucha presión. He estado en muchos campos ruidosos y éste es uno de ellos. He jugado en Oklahoma en el comienzo de unas Finales. He jugado en Boston. He jugado en Detroit. He jugado en Chicago en 2011 para abrir las Finales de Conferencia en 2011. También he estado en San Antonio. Han sido muchos y éste será otro de ellos”, declaró.
Y así, con sus botas doradas, James dejó claro que la experiencia es un grado. Seis Finales, dos anillos, dos Jugador Más Valioso de las Finales y cuatro de la temporada regular le avalan. No sólo no se amedrenta con la presión que ejercerá el graderío del Oracle, sino que se atreve a pisar su suelo calzando el oro que caracteriza a los Warriors. Nada es por casualidad en James.

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