CLEVELAND -- Por fin abrieron la puerta del vestidor de los Cleveland Cavaliers, más de 30 minutos después de lo pactado por las reglas de la NBA.
Se notaba que el motivo principal de la tardanza eran las ganas de
esconder su tristeza, su agonía, la decepción y las lágrimas por la
derrota en el Juego 6 de las Finales y la eliminación de sus esperanzas
de campeonato.
Ahí estaba LeBron James,
sentado en su casillero de la esquina y protegido por dos guardias para
que nadie se acercara a él; quería llorar sus penas y meditar en lo que
pudo ser diferente.
Tenía la cara cubierta por completo con una toalla y sólo de repente
dejaba ver sus ojos, mientras observaba a la marabunta de reporteros que
saturaban por completo el vestidor.
Sus pies estaban, como siempre después de un juego, sumergido en una
tina con agua casi congelada y el resto cubierto casi por completo de
hielo. Con trabajo se movía.
En el resto del vestidor, sólo unos cuantos más de los Cavaliers.
El ruso Timofey Mozgov
fue el primero que comenzó a dar sus impresiones a la prensa, cuya
mayoría fue incapaz de escuchar sus palabras; sólo los que lograron
colarse enfrente de él tuvieron esa suerte.
Iman Shumpert
fue el siguiente que apareció, pero la rutina fue similar.
Imperceptible para la mayoría de medios por la gran cantidad. Mientra
tanto, el vestidor del que fue la sensación entre los Juegos 2 y 3, Matthew Dellavedova estaba solitario por completo, hasta que de repente apareció.
Ahí mismo ofreció algunas reacciones, ya sin la necesidad de
conferencia de prensa. El último de los muy pocos jugadores que quiso
compartir sus impresiones del lado perdedor fue J.R. Smith.
Poco a poco, ellos mismos comenzaron a salir, con una escala que
parecía obligada frente a LeBron, quien seguía en la misma posición, sin
cambiar nada, salvo que su cara ya estaba destapada.
Shumpert, Dellavedova y Smith se despidieron de mano, dijeron un par
de palabras, como si quisiera disculparse de la falta de apoyo al “Rey
LeBron”, quien sólo les hacía algunos gestos, como si se tratara del
indulto.
La suerte estaba echada, los Cavaliers tendrán que esperar al menos
un año más para intentar conseguir el primer título de su historia.
Mientras, serán días complicados para pensar en las fallas que los
dejaron cortos y casi sin palabras en la noche triste de Cleveland, este
martes.
DESAPARECEN WARRIORS A BOGUT
La serie comenzó de fiesta para sus aficionados australianos y
terminó triste en medio de la felicidad de un campeonato. El centro
australiano de los Golden State Warriors, Andrew Bogut, fue uno de los hérores en la primera victoria de las Finales. Pero desapareció por completo desde el Juego 4.
Bogut ni siquiera pisó el tabloncillo en los últimos dos partidos y
apenas jugó tres minutos en el Juego 4, cuando fue removido de la
titularidad por Andrew Iguodala.
El australiano anotó 10 puntos combinados en las Finales; todos en los primeros tres partidos.
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