La nueva NBA en la que el dinero vale menos
para unas franquicias que se han comprometido a gastar más de 2000
millones de dólares en sus acuerdos con agentes libres entre la apertura
del mercado y el fin de la moratoria (1-9 de julio), ya está
definitivamente en marcha con el inicio de las firmas oficiales de
contratos y el anuncio del nuevo tope salarial para la nueva temporada 2015-16: 70 millones de dólares.
Un aumento del 11%, el mayor en porcentaje desde el
verano de 2002, que no hace sino anticipar la locura que vendrá en las
dos próximas temporadas y que está determinando las descomunales cifras
que ya se mueven en la firma de ampliaciones y nuevos contratos: está
estimado un salary cap de unos 89 millones para la 2016-17 y unos increíbles 108 en la 2017-18.
En la temporada pasada, el tope salarial era de 63,1 millones,
la marca para entrar en impuesto de lujo de 76,8 y el suelo mínimo que
tenían que gastar en sueldos de plantilla las franquicias estaba en 56,8
millones de dólares. Esas cifras pasan ahora a 70, 84,7 y 63 millones. Las tres son récord y a la vez son apenas un anticipo de lo que vendrá a partir del próximo verano: la locura.
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