En categoría cadete (15-16 años), Rubén Plaza era tan bueno como
Alejandro Valverde, lo que ya es mucho decir. Así lo recuerda nuestro
compañero Monserrate Hernández, por ser testigo de primera mano (también
corría en la federación alicantina) y porque hay cosas que nunca se
olvidan. En una prueba disputada en Elche, Rubén Plaza dobló dos
veces al resto de competidores antes de ser conminado al orden por la
organización de la carrera. Allí había un gran campeón; algo más atrás, un estupendo periodista.
Rubén lo tenía todo: formidable rodador, magnífico contrarrelojista y escalador aceptable a pesar de su físico imponente.
La comparación con Miguel Indurain (en plena gloria) resultaba
inevitable. El joven talento contaba, además, con un mentor curtido en
mil batallas: Mariano Sánchez (ex ciclista de Teka y Kelme en los años
80), el primer profesional nacido en Ibi.
Al poco comenzaron los problemas. Rubén sufría dolores en las
rodillas debido a su crecimiento acelerado, hasta el punto de que se
hacía necesario dosificarle las carreras. Su proyección no se vio
afectada. Del ‘Bicimanía Los Ángeles’ pasó al ‘Ceracasa Bicicletas
Sanchis’ y de allí al equipo amateur del Banesto, donde coincidió con
Valverde. Plaza saltó a profesionales en 2001 y el murciano en 2002 (con Kelme). Aquella fue la última vez que le superó, hasta ayer.
Catorce años después, cumplidos ambos los 35, Rubén Plaza volvió a llegar antes que Valverde.
Lo hizo en Gap, al culminar una fuga en solitario que le destacó de una
escapada anterior, en origen de 23 ciclistas; entre ellos los españoles
Irízar, Maté, Navarro y Erviti.
La arrancada de Plaza en el Col de Manse fue furiosa y su defensa del
tiempo ganado (55 segundos), ya en el descenso, resultó admirable. Por detrás, Sagan se lanzaba en tumba abierta por las mismas curvas que engulleron a Beloki en 2003.
El eslovaco recortó 25 segundos a base de arriesgar la vida, pero Rubén
no cedió ni una milésima en el llano. La grandeza del perseguidor
(quinta medalla de plata) dio más valor todavía a un triunfo
extraordinario y esencial para el Lampre, sin Rui Costa desde la etapa
11ª.
Algunos kilómetros por detrás, se repetía la ceremonia de acoso de
las últimas montañas. Contador tensaba la cuerda y Nibali daba
continuación a su ataque con más éxito que otras veces; Nairo no se
movió en esta ocasión, poca montaña para él. Valverde lo intentó luego en el descenso, pero se frenó al escuchar a sus espaldas ruido de vajilla rota.
En una curva diabólica, Barguil había embestido a Geraint Thomas y lo
había arrojado contra un poste, fuera de la carretera. El cielo
aconsejaba prudencia con señales inequívocas.
En la recta final, Contador esprintó en el grupo de favoritos
y Valverde se lo reprochó después, agriamente; se confirma el pique
entre españoles (hay cosas que nunca cambian). Geraint Thomas
entró en meta 38 segundos más tarde, milagrosamente entero. “Los galeses
son tipos duros”, explicó Froome a continuación.
A la espera de los Alpes, hoy habrá jornada descanso para todos a excepción de Rubén Plaza. Esa sonrisa será imposible relajarla.
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