viernes, 14 de agosto de 2015

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 Anthony Davis
Una de las conclusiones que se sacan en claro del calendario de la NBA para la temporada que viene es que la liga confirma su interés en poner el foco de atención en el que a partir de ahora es su nuevo niño bonito: Anthony Davis. Los televisores de todo Estados Unidos serán testigos de su desparpajo en 13 durante la campaña regular.
Considerando que Cleveland Cavaliers y Golden State Warriors lo harán en 24 ocasiones cada uno (máximo permitido), que los Knicks de Nueva York han visto reducidas sus apariciones nacionales de 16 el año pasado a siete ésta, que Portland Trail Blazers contarán con nueve, Atlanta Hawks con siete y Brooklyn Nets (una), el balance de los Pelicans es más que alentador y están casi a la altura de otras formaciones como Oklahoma City Thunder (20), San Antonio Spurs (18), Houston Rockets (18) entre otros.
Han tenido que pasar tres temporadas de ascensión en su juego, tres años en los que él solo no pudo tirar del carro para que Nueva Orleans Pelicans enderezara el rumbo hacia los playoffs, algo que sí sucedió durante la campaña pasada. Davis puede ‘presumir’ de cuatro juegos de postemporada y una eliminación en primera ronda ante los vigentes campeones, Golden State Warriors, una renta insuficiente pero lógica para un número 1 del draft (2012) sin escuderos de entidad. Pero la liga se ha enfocado en lo que debía: en su porvenir, en su gancho para atraer buenos compañeros y nuevo coach, en una campaña en la que está llamado a seguir creciendo individual y colectivamente.
No ha sido una temporada demasiado activa en el apartado de los fichajes para el conjunto que dirigirá Alvin Gentry. Volvieron a firmar a Omer Asik, Dante Cunningham y Luke Babbitt; también apostaron por traer a Alexis Ajunca, Kendrick Perkins y Alonso Gee. El que Eric Gordon aplicara su opción de jugar un año más era algo que sabían hasta en la Península de Kamchatka. Poca salsa para tanta tortilla, poco pescado para un pelícano con ganas de volar más alto que en años anteriores.
Nada importan las cuestionables nuevas caras si las que mejor sensaciones han dado vuelven a estar en el ajo. El éxito de la franquicia de Luisiana ha sido la de re-cautivar a su buque insignia, al motor que les mantendrá con vida y el jugador por el que más apuesta la NBA. La renovación de Davis por cinco años y 145 millones de dólares (el máximo) ha conseguido que durante las vacaciones esté brillando el sol en Nueva Orleans.

Mientras tanto él sigue a lo suyo en Las Vegas, donde está formando parte del campamento del Team USA que está sentando las bases de los próximos Juegos Olímpicos. Desde la ciudad del vicio, Davis sueña con un año que desea esté hecho a su medida. La llegada de Gentry le traslada con esperanza a aquella época en la que su nuevo coach llevó a Phoenix Suns a uno de sus mejores momentos de ritmo ofensivo. La esperanza de los Pelicans ya visualiza todo lo que se puede hacer con semejante coach, y los tándems que él mismo imagina.
“Es increíble lo que hizo con los Suns. Le veía todo el tiempo. Vi lo que hizo con Amar´e Stoudemire y Steve Nash, y la efectividad que tenían. Lo primero en lo que pienso es en mí y Jrue (Holiday), yo y Tyreke Evan, yo y Eric (Gordon), yo y Norris (Cole)”, afirmó a los medios en Las Vegas.
Parece que la liga también está previendo buenas cosas de los Pelicans y Davis.

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