NUEVA YORK - Desde que los Mets de Nueva York
cerraron las puertas de las entradas de Shea Stadium con una segunda
eliminación consecutiva sin llegar a playoffs en el último fin de semana
de la temporada 2008, sus fieles seguidores pacientemente han esperado
por la llegada de partidos de alta importancia a Citi Field en este
punto de la campaña.
El estado de las primeras seis campañas del parque, que se encuentra
localizado en el sector de Flushing en el condado de Queens, parecía ser
nada más que una escena directamente de los pueblos deshabitados de las
famosas películas de vaqueros.
Los partidos atraían una escasa asistencia, con excepción de los juegos
dominicales en los cuales a los niños se les permitía correr las bases
tras la conclusión de los partidos. Las asistencias aumentaban, casi a
casa llena, para los últimos dos juegos de la temporada, si estaban
programados para un fin de semana.
Pero desde el penúltimo fin de semana del mes de julio, los Mets han
calentado sus motores, gracias a la combinación de las adquisiciones del
dominicano Juan Uribe, el cubano Yoenis Céspedes, Kelly Johnson y Tyler Clippard, junto al gran pitcheo encabezado por el trio de Matt Harvey, Jacob deGrom y Noah Syndergaard.
De repente, Citi Field se ha convertido en un lugar agradable para una
afición que no ha experimentado el béisbol del otoño desde el 2006.
Nueva York, que la tarde del jueves completó una barrida de cuatro juegos sobre los Rockies de Colorado,
ha podido compilar un excelente tramo, ganando 15 de sus últimos 20
partidos y arrebatándole el control de la cima de la División Este de la
Liga Nacional a los Nacionales de Washington.
Mientras que el manager Terry Collins y el resto de los muchachos de su
equipo contaban ovejas en sus sueños la madrugada del viernes, los
Nacionales perdían su partido en San Francisco, lo que entonces inició
un festivo fin de semana con una ventaja de cuatro juegos y medio por la
cabeza de la División Este.
“ Voy a recompensar a nuestros fans porque les diré que con su ruido y entusiasmo, como ya había dicho (el miércoles), es muy difícil no tener algo de energía cuando uno sale al terrenoLos Mets maltrataron al cuarto peor equipo del béisbol para iniciar esta semana y han ganado 11 de sus últimos 13 partidos para colocar su marca en 11 partidos por encima de los .500. El viernes por la noche tendrán las manos ocupadas cuando les den la bienvenida a los Piratas de Pittsburgh, quienes están posicionados en la cima del comodín de la Liga Nacional pese a un empate con los Cachorros de Chicago, apenas separados por décimas de por ciento. Apenas a minutos de haber completado la barrida de los Rockies, Collins advirtió que no deben adelantarse demasiado de sí mismos. "Tienes que preocuparte por el día siguiente. Así que vamos a disfrutar esta noche, estos cuatro partidos", afirmaba el dirigente de la novena neoyorquina la tarde del jueves. "Tendremos a uno de las mejores equipos en el béisbol de visita (el viernes). Así que sin duda tenemos que ponernos listos para ellos y redoblar el esfuerzo. Nos damos cuenta de que estamos en una carrera por el título y tenemos la oportunidad de ser lo que determinamos que sea. Si jugamos mal, no se va a lograr. Si seguimos jugando así (de bien), las últimas seis semanas van a ser muy divertidas". A pesar de que Nueva York sufrió una decepción el fin de semana pasado, perdiendo los últimos dos partidos de la serie de tres partidos en Tampa Bay tras una racha de seis victorias al hilo, los Mets se recuperaron contra los Rockies. Collins estimó que el respaldo de la fanaticada podría ser el factor determinante que desvíe a los Mets de un bajón emocional en Citi Field, donde tienen foja de 42-18, superando la marca de victorias de la temporada pasada. Los Mets fueron aplaudidos por poco más de 27 mil y 25 mil aficionados, respectivamente, en los primeros dos juegos de la serie contra Colorado. El miércoles atrajeron 37,175 y el jueves asistieron 36,573 fanáticos. "Voy a recompensar a nuestros fans porque les diré que con su ruido y entusiasmo, como ya había dicho (el miércoles), es muy difícil no tener algo de energía cuando uno sale al terreno", señaló Collins. "Ahora mismo estamos jugando bien en casa y los chicos están muy entusiasmados con eso y jugando aquí. Ahora tenemos que hacer que esté a nuestro favor", continuó. "Tenemos que hacer esto funcione para nosotros, porque tenemos una gran cantidad de partidos por jugar como visitantes y mientras continuemos jugando bien en casa, la gente va a permanecer excitado y los chicos realmente van a querer salir allí a jugar". El Citi Field podría generar una sensación única de su afición si esta vez los Mets logran cumplir la tarea de llegar a la fiesta de octubre, y no quedan a deber como les ocurrió en los últimos dos años de la existencia de Shea.
” -- Terry Collins
Los partidos atraían una escasa asistencia, con excepción de los juegos
dominicales en los cuales a los niños se les permitía correr las bases
tras la conclusión de los partidos. Las asistencias aumentaban, casi a
casa llena, para los últimos dos juegos de la temporada, si estaban
programados para un fin de semana.
Pero desde el penúltimo fin de semana del mes de julio, los Mets han
calentado sus motores, gracias a la combinación de las adquisiciones del
dominicano Juan Uribe, el cubano Yoenis Céspedes, Kelly Johnson y Tyler Clippard, junto al gran pitcheo encabezado por el trio de Matt Harvey, Jacob deGrom y Noah Syndergaard.
De repente, Citi Field se ha convertido en un lugar agradable para una
afición que no ha experimentado el béisbol del otoño desde el 2006.
Nueva York, que la tarde del jueves completó una barrida de cuatro juegos sobre los Rockies de Colorado,
ha podido compilar un excelente tramo, ganando 15 de sus últimos 20
partidos y arrebatándole el control de la cima de la División Este de la
Liga Nacional a los Nacionales de Washington.
Mientras que el manager Terry Collins y el resto de los muchachos de su
equipo contaban ovejas en sus sueños la madrugada del viernes, los
Nacionales perdían su partido en San Francisco, lo que entonces inició
un festivo fin de semana con una ventaja de cuatro juegos y medio por la
cabeza de la División Este.
“ Voy a recompensar a nuestros fans porque les diré que con su ruido y entusiasmo, como ya había dicho (el miércoles), es muy difícil no tener algo de energía cuando uno sale al terrenoLos Mets maltrataron al cuarto peor equipo del béisbol para iniciar esta semana y han ganado 11 de sus últimos 13 partidos para colocar su marca en 11 partidos por encima de los .500. El viernes por la noche tendrán las manos ocupadas cuando les den la bienvenida a los Piratas de Pittsburgh, quienes están posicionados en la cima del comodín de la Liga Nacional pese a un empate con los Cachorros de Chicago, apenas separados por décimas de por ciento. Apenas a minutos de haber completado la barrida de los Rockies, Collins advirtió que no deben adelantarse demasiado de sí mismos. "Tienes que preocuparte por el día siguiente. Así que vamos a disfrutar esta noche, estos cuatro partidos", afirmaba el dirigente de la novena neoyorquina la tarde del jueves. "Tendremos a uno de las mejores equipos en el béisbol de visita (el viernes). Así que sin duda tenemos que ponernos listos para ellos y redoblar el esfuerzo. Nos damos cuenta de que estamos en una carrera por el título y tenemos la oportunidad de ser lo que determinamos que sea. Si jugamos mal, no se va a lograr. Si seguimos jugando así (de bien), las últimas seis semanas van a ser muy divertidas". A pesar de que Nueva York sufrió una decepción el fin de semana pasado, perdiendo los últimos dos partidos de la serie de tres partidos en Tampa Bay tras una racha de seis victorias al hilo, los Mets se recuperaron contra los Rockies. Collins estimó que el respaldo de la fanaticada podría ser el factor determinante que desvíe a los Mets de un bajón emocional en Citi Field, donde tienen foja de 42-18, superando la marca de victorias de la temporada pasada. Los Mets fueron aplaudidos por poco más de 27 mil y 25 mil aficionados, respectivamente, en los primeros dos juegos de la serie contra Colorado. El miércoles atrajeron 37,175 y el jueves asistieron 36,573 fanáticos. "Voy a recompensar a nuestros fans porque les diré que con su ruido y entusiasmo, como ya había dicho (el miércoles), es muy difícil no tener algo de energía cuando uno sale al terreno", señaló Collins. "Ahora mismo estamos jugando bien en casa y los chicos están muy entusiasmados con eso y jugando aquí. Ahora tenemos que hacer que esté a nuestro favor", continuó. "Tenemos que hacer esto funcione para nosotros, porque tenemos una gran cantidad de partidos por jugar como visitantes y mientras continuemos jugando bien en casa, la gente va a permanecer excitado y los chicos realmente van a querer salir allí a jugar". El Citi Field podría generar una sensación única de su afición si esta vez los Mets logran cumplir la tarea de llegar a la fiesta de octubre, y no quedan a deber como les ocurrió en los últimos dos años de la existencia de Shea.
” -- Terry Collins
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