Ronda Rousey no es una simple luchadora de la UFC (Ultimate Fighting Championship), sino que es icono, la mayor estrella en este deporte de artes marciales mixtas que se inició en 1993 en Denver (Colorado). Y lo es, simplemente, porque es intocable. Esta madrugada volvió a demostrar que no existe rival capaz de derrotarla. Sólo necesitó 34 segundos para destrozar a su rival, la brasileña Bethe Correia, por nocaut
("¡No llores!", dijo a su rival al finalizar el combate) y conservar su
título del peso gallo. El récord de su carrera se amplía a 12-0.
Doce victorias, once de ellas resueltas en el primer asalto
(sus tres defensas anteriores al título se resumen en 96 segundos de
combate en total) y sólo en una pelea, su rival aguantó hasta el
tercero. Este currículum la ha llevado a ser admirada por personalidades
de diferente índole que la mostraron su apoyo antes del combate a
través de Twitter:
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