La selección chilena clasificó a la final de la Copa América, su primera desde 1987, tras vencer a Perú por 2-1
la noche del lunes en el Estadio Nacional de Santiago. Pese a jugar una
hora y cuarto con un hombre más que el rival, la Roja debió batallar
contra sus propios fantasmas y contra un rival dignísimo
para lograr el paso al partido definitorio, donde enfrentará al vencedor
del duelo entre Argentina y Paraguay.
Pese a que Eduardo Vargas casi sorprende a los dos minutos de partido, fue Perú el claro dominador en el inicio. A los ocho minutos, los corazones de los fanáticos locales se detuvieron cuando un cabezazo de Jefferson Farfán se estrelló en el poste derecho del arco de Claudio Bravo.
A los 16', Carlos Lobatón hizo recordar el tiro de Juan Jayo Legario en ese mismo arco que significó el empate 1-1 en la clasificatoria a Corea-Japón 2002. Este disparo salió apenas desviado.
Tres minutos después, el dominio de los albirrojos terminó abruptamente. Carlos Zambrano, quien andaba pasado de revoluciones y ya se había zamarreado minutos antes con Arturo Vidal y con Alexis Sánchez, le dio un violento planchazo en la espalda a Charles Aránguiz y recibió roja directa. Ni siquiera hubo reclamos desde el banco peruano.
Ricardo Gareca, con un rostro de tres metros, debió sacrificar al talentoso Christian Cueva para cuidar la retaguardia y envió al campo a Ramos. Tener un hombre más le alivianó la tarea a la defensa chilena, que durante todo el primer quedó mano a mano contra los delanteros rivales. A primera vista era un planteo kamikaze.
La Roja creció. Valdivia remató cerca de un poste y Vargas ya festejaba cuando Advíncula le alcanzó a trabar el remate.
A los 41 minutos se produjo la catarsis. Fue con una
jugada llena de suspenso. Alexis le pegó con efecto al segundo palo,
Aránguiz ingresó por el medio e hizo una pantalla que descolocó al
portero Gallese. El balón rebotó en el poste y le cayó a Vargas, quien
marró el remate. Pero ese yerro descolocó al guardameta y fue el alivio para los 40 mil fanáticos que repletaron el estadio.
En el reinicio, Sampaoli sacó a Miiko Albornoz, quien había generado dudas al igual que José Rojas, el reemplazante de Gonzalo Jara. Envió a Eugenio Mena y a David Pizarro, este último por Marcelo Díaz. En su primera jugada, el veterano volante de la Fiorentina le puso el balón en los pies a Eduardo Vargas para que anotara con una volea impecable. El juez asistente Jorge Urrego anuló la jugada por una posición de adelante inexistente.
Perú volvió a crecer y encontró premio en una patriada del lateral-puntero Luis Advíncula. Su descuelgue finalizó con un centro que Gary Medel envió a su propia portería y decretó la paridad. Corrían los 15 minutos del complemento.
El equipo chileno sintió el golpe y la fanaticada lo advirtió. Aumentaron los decibeles del aliento y cinco minutos después Eduardo Vargas ensayó un cañonazo desde 30 metros
que se elevó y bajó rápidamente para colarse en el ángulo superior
derecho de la portería peruana. Nuevamente estalló el Nacional, Vargas sumó 22 goles por la Roja y se convirtió en el sexto goleador histórico de su seleccionado.
A Chile le volvió el alma al cuerpo y volvió a imprimir el vértigo que Sampaoli siempre exige.
Se lo perdieron Alexis y Vidal, mientras Perú envió al campo a Claudio
Pizarro los 15 minutos finales. Gareca estaba quemando sus últimas
naves.
La fórmula no le dio resultado a un Perú que durante los 19 minutos
minutos iniciales jugó su mejor partido en la Copa América. Imposible es
no preguntarse ¿qué habría pasado si hubiesen estado 11 contra 11? ¿Qué pasaba si a Zambrano no se le hubiese soltado la cadena?
Pero eso es otra historia.
Chile, el equipo con el fútbol que produce más deleite a la vista en este torneo, está en la final, después de 28 años. Por el momento espera adversario. Y, por supuesto, sueña con su primer título continental.
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