SANTO DOMINGO- ¿Estamos ante la presencia del surgimiento del mejor jugador de la NBA, incluso por encima de LeBron James? Parecería demasiado pretencioso, pero las estadísticas, el potencial y los expertos coinciden en esa ruta.
Hablamos del nacido en Estados Unidos, de madre dominicana, Karl Anthony Towns, recién tomado por los Timberwolves de Minnesota como primer pick, una selección que dados los factores incidentes no fue sorpresa para los sabios del mejor básquetbol del planeta.
Veamos en qué se cimentan todos los comentarios "incrédulos" de los que más saben del deporte creado por James Naishmit.
Ese larguirucho que mide 6 pies, 11 pulgadas, con 220 libras y que sus tentáculos levantados le dan una altura total de 9,5 pies, juega mueve el balón como un defensa tirador, pero igualmente la puede meter en cantidades industriales, tanto de campo como en los libres, cuando desarrolle todo su potencial. Pero Towns no se queda ahí: la puede pasar con gran olfato, resulta toda una temeridad tirarle aún para los más portentosos delanteros y centros.
El domínico-estadounidense sólo necesitó un año de universidad para erigirse definitivamente como la pieza sobre la cual todo equipo de básquetbol quisiera construir una plataforma invencible.
Porque Towns, si bien no pudo conseguir el título para su equipo Kentucky Wildcats en la NCAA, dejó una impronta que ya arrastraba desde la secundaria, donde superó a hombres como Andrew Bynum y Jason Williams, con el millar de puntos. En los albiazules de la alta academia ni siquiera lo dejaron jugar mucho, y aún así demostró lo que puede ser a muy corto plazo, incluso en el mejor nivel profesional.
Sus cifras de 10.3 ppj, 2.1 bpj y 6.7 rpj, pero sólo jugando 21.1 mpj. Cuando se le sumaron los cuarenta minutos que dura cada partido, sus estadísticas fueron asombrosas: 19 ppj, 4.3 bpj y 12.7 rpj. Sencillamente, espectaculares para un joven que apenas comienza a desarrollarse.
Don McLean, un veteranísimo entrenador de prospectos de NBA, tiene la conclusión de todo cuanto se pueda decir sobre Towns: "He estado entrenando jugadores para el draft durante once años", dijo, "y nunca había visto a nadie de su tamaño que pudiera hacer las cosas que Karl puede hacer. Es antinatural".
El gran técnico, que igualmente fue una estrella en la UCLA y que pasó una década jugando en la liga reina del mundo, según un reportaje de ESPN, miraba al súper atlético centro en un día de entrenamientos, y no podía creer lo que estaba ante sus expertos ojos.
Y es que hay otra extraordinaria condición que convierte al jugador de los Timberwolves en "extraño". Towns no fue preparado como tirador de largas distancias -sólo hizo ocho disparos de triples con la Kentucky-, como para no "contaminarlo" con una especialidad que no le corresponde dada su posición. Pero asómbrense: en una sola prueba realizó trece tiros... y ¡zasss! ¡Anotó once!
Towns tampoco es jugador normal desde la línea de tiros libres. Con la universidad tuvo un 81 por ciento.
¿Driblear un balón a lo Magic Johnson? También lo puede hacer. Igualmente, Towns tiene una gran visión de juego en equipo.
El nacido en New Jersey ya es la estampa combinada del poderío que ostenta Dwight Howard con la exquisitez en los disparos cortos, medianos y largos del superbo James Harden. ¡Casi nada!
Entonces, estamos en potencia frente no sólo a uno de los mejores jugadores de Estados Unidos, sino ante una perla que podría opacar con su refulgir incandescente aún al mejor de todos los que pisan la duela de la NBA: el imparable alero de los Cleveland Cavaliers, el Rey LeBron.
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