OAKLAND.-Stephen Curry llegó poco más de dos horas y media antes del juego al Oracle Arena.
Su cara seria; su caminado pausado y una mirada fija notaban la responsabilidad que sabe tiene para sus Golden State Warriors y, en especial, para toda una región.
Curry y los Warriors comenzaron este jueves contra los Cleveland Cavaliers, la serie por el campeonato de la NBA; el que extrañan desde 40 años.
Y en el área de la Bahía, que incluye las ciudades de Oakland, donde
está la arena, y San Francisco la gente está metida, prendida como nunca
antes con el basquetbol.
“Ahora no se habla de otra cosa que no sean los Warriors”, dijo una
recepcionista de un hotel en el área de Berkeley, situado a unas 15
millas de la casa de Golden State. “Tengo toda mi vida por aquí y jamás
pensé que eso llegara a suceder”.
La última vez que los Warriors estuvieron en este escenario fue en
las Finales de 1975, que ganaron ante los entonces Washington Bullets.
La mayoría de los años siguientes fueron uno de los equipos
hazmerreir de la liga y pocos pensaron que la llegada de jugadores como
Curry pudiera provocar un cambio tan grande como el que se ha vivido.
Entre los pocos que creyeron en eso estuvo el propio LeBron James, la súper estrella a vencer del rival Cavaliers en las Finales del 2015.
“(James) me dijo que no importaba lo que sucediera a mi alrededor, yo
podía controlar mi esfuerzo en cada juego, mi profesionalismo y todo lo
que se hace día a día para diferenciarte entre los ganadores”, recordó
Curry de su conversación con James en la temporada de novato (2009-10).
“Así que tratara de no involucrarme en dramas de lo que pasa con mi
equipo o la situación. Y que así tendría una carrera más larga y
brillante”.
Afuera de la arena, el principal beneficio del éxito de los Warriors ha sido una comunidad completa.
La tradicional animadversión deportiva, económica y cultural que
viven ciudades vecinas pero tan dispares como Oakland y California se ha
convertido en unión y amistad en los dos lados de la Bahía.
Así como existe el odio entre los Oakland Raiders y los San Francisco
49ers, o los San Francisco Giants y los Oakland Athletics, esta semana
todos eran Warriors en el área.
Incluso hasta las propias franquicias han mostrado su apoyo a los Warriors.
“Sólo gana bebé”, publicó a plana pagada completa la organización de
los Raiders en el periódico de San Francisco, con una foto de Curry
apuntando el número uno con su dedo índice derecho.
Desde un día antes del juego inaugural de la serie, los colores de
los Warriors, azul y amarillo era el común denominador hasta el último
rincón de la región.
Camiones de la legendiaria Universidad de Berkeley con el eslogan
“Vamos Warriors”; edificios iluminados en alusión al equipo, el
aeropuerto de San Francisco, la escuela de Stanford; fiestas y cualquier
otra cosa que se refiera a Golden State ha sido evidente.
Y como siempre también el invitado poco deseado está presente.
La mercancia “pirata” desde el jueves se ve en los alrededores del Coliseo de Oakland, situado a unos pasos del Oracle arena.
Playeras con la imagen de Curry y con el logotipo de las Finales NBA
se venden entre 10 y 15 dólares en los puestos temporales tan evidentes
que es imposible ignorarlos.
La reventa de boletos por las calles y hasta de pases de estacionamiento también es de apuntar.
Pero al final del día, Curry, Harrison Barnes, Draymond Green, Andrew Bogut, Klay Thompson
y el resto de los Warriors saben que todo el carnaval sólo tiene que
ver con una sola cosa: Las cuatro victorias que faltan para completar
una temporada casi perfecta, con el título de la NBA.
Para comenzar, los dos primeros partidos serán en su casa, que fue
sólo vulnerable en tres ocasiones durante los 97 partidos que ha
disputado Golden State esta temporada.
Sin embargo, James minimizó la hostilidad enemiga en una arena que
este jueves promete ser más escandalosa que nunca y pintarse de amarillo
por completo. “He estado en muchas arenas ruidosas y esta será una de
ellas”, dijo James. “He jugado en Oklahoma City en las Finals para
comenzar la serie. He jugado en Boston. He jugado en Detroit cuando
estaban en sus días fuertes. He jugado en Chicago en el 2011 en el
inicio de las Finales de Conferencia. He jugado en San Antonio...”.
“Así que he estado en inmuebles muy ruidosos y sé que obviamente éste
será uno de ellos a partir de mañana”, añadió James el miércoles. “Pero
no me añade mucha presión. Sólo saldré a tratar de jugar y confiar en
lo que somos capaces de hacer sobre la cancha”.
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