¿Cómo ha ido la preparación? ¿En qué momento se presentará en Utrecht?
—Bien, llegaré a tope. El Dauphiné resultó muy duro, así que al
acabar me lo tomé con un poco más de calma. En Andorra, con este buen
tiempo, he afinado en los últimos días la puesta a punto en altura.
—¿Se trata del trazado del Tour que más le favorece, con tanta meta en alto y tan poca crono?
—De los que he disputado, sin duda. Se adapta perfectamente a los escaladores,
aunque habrá que superar la tensión y la dificultad de la primera
semana. Esas etapas serán de pánico, con unos finales peligrosos unidos a
los nervios del inicio. Después de la contrarreloj por equipos vendrán
dos bloques de montaña, ahí deberé pelear.
—¿Con qué objetivo comenzará?
—A pesar de que no alcance el nivel de los otros, si hace tanto
calor, con la dureza que se prevé, como me considero un ciclista de
resistencia me gustaría repetir podio. Ojalá mejore la plaza de 2013
(terminó tercero).
—¿Molesta que se hable de Contador, Froome, Nibali y Quintana como los máximos aspirantes?
—No, lo veo lógico. Nibali, Froome y Contador son vencedores del
Tour, Nairo lo será. Su bagaje en grandes vueltas lo puede apreciar
cualquiera, normal que les señalen las apuestas. Alberto partirá con el
desgaste del Giro, los otros tres empezarán más frescos. Seguro que
vivimos un magnífico espectáculo.
—¿Cuánto le preocupa la jornada del pavés?
—Mucho. Soy hábil con la bicicleta, pero eso se convertirá en un
sálvese quien pueda para los favoritos. Intentaré permanecer cerca de
Kristoff, que incluso luchará por el triunfo.
—¿Alguna etapa señalada? ¿El muro de Huy?
—Bastantes. Me encantan Huy, Bretaña y Mende, aparte del día de Pirineos en Plateau de Beille. Espero rascar alguna.
—¿Le perjudica la explosión de Kristoff a la hora de conformar el nueve del equipo?
—No, cada uno tiene claras sus opciones y su papel. En el Giro de 2012 fue uno de los que más curró para ayudarme.
—La ausencia de Dani Moreno, su escudero de confianza, ¿le afecta?
—Supone un duro golpe tanto a nivel físico como psicológico.
—Aunque en este 2015 ha ganado País Vasco, parece que se lo ha tomado con más calma tras el 2014 a contrapié.
—Qué va, he hecho lo que he podido. La trayectoria es similar a la de
otras campañas, lo que me supo a poco fue el tríptico de las Ardenas,
fui cuarto en la Flecha y tercero en Lieja.
—¿Participará luego en la Vuelta?
—Sí, seguro.
—¿En qué punto se encuentra su renovación con Katusha?
—Faltan cuatro detalles por apuntalar. Me gustaría retirarme aquí, en
la escuadra en la que he conseguido mis mayores éxitos. Las dos partes
nos lo merecemos.
—¿Hasta cuándo desea continuar en el ciclismo?
—Por ahora, no pienso más allá de 2016. La próxima temporada plantea
retos bonitos, como los Juegos de Río y parar de dar al palo y regresar a
por la Lieja.
—Tiene 36 años, ¿se ve igual de competitivo, o ya pesa la edad?
—Me siento muy bien. Cuando no saque espíritu para entrenarme o me arrastre, lo dejaré. Pero aún no ha llegado ese momento.
—El relevo está en casa, con sus hijos. ¿Le hace ilusión que se dediquen a su deporte?
—Sí, y no lo imaginaba de mi niña. Monté la escuela en Andorra para
poner mi granito de arena, es bonito comprobar su ilusión y que tu
iniciativa sirve para introducir en el deporte a los más pequeños. Me
encantaría continuar por ahí en el futuro. También con la marcha, que
arranca este año. Me motiva promocionar el ciclismo.
—Su otra pasión, el Barça, ha conquistado el triplete. No se quejará.
—Sólo con la Champions ya habría sido un año galáctico, imagínate.
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