Steve Nash es el estandarte del jugador canadiense, su década y media
de carrera abrió las puertas para que ahora haya 13 compatriotas suyos
en la NBA y llevó al conjunto rojiblanco al primer plano internacional
con un séptimo lugar en los Juegos de Sydney 2000, pero Wiggins es capaz
de superar al legado de Nash tanto en términos de talento como de
impacto en el futuro de su selección.
No me vengan a decir que a Wiggins se le complica el asunto en este
preolímpico por ser su primera experiencia en la selección mayor. Con
Wiggins en la cancha, el conseguir una medalla olímpica ya no es visto
como una mera epopeya en Canadá.
Recortdemos que él llegó a la Universidad de Kansas como estudiante
de primer año y la rompió promediando 17 puntos por partido. Luego dio
el salto a la NBA como primera selección del Draft, superó el shock de
haber sido canjeado por los Cleveland Cavaliers a los Minnesota Timberwolves sin haber jugado un solo minuto como profesional y no se bajoneó, promediando 16,9 puntos por partido como novato.
Los Timberwolves ganaron apenas 16 juegos la temporada pasada y no
fueron una fija para transmisiones nacionales, mucho menos mundiales,
durante la campaña pasada y eso limitó la exposición de un jugador tan
excepcional como versátil.
Sin embargo, cada desafió parece ser una nueva oportunidad para
descubrir nuevas facetas de su nivel y seguir acercándose a un techo que
todavía le queda lejos.
¿El LeBron del Norte?
Nash solía ser un gran tirador y por sobre todas las cosas un
armador de primera con su visión del juego, estando un paso delante de
todos. Wiggins, por otro lado, es un alero que tiene al aro entre ceja y
ceja y se parece más a un futuro híbrido de Tony Allen como defensor y LeBron James en ataque.
Wiggins cuenta con una envergadura de más de dos metros que lo
convierte en un defensor capaz de marcar a cualquiera que se atreva a
ponerse en su camino.
Disciplina pura es el lema de Wiggins, un jugador que no intenta
apostar por robar el balón y quedar en ridículo y prefiere mantener a su
rival enfrente suyo durante 24 segundos. Pasas el balón o intentas un
tiro con salto, llegar al aro contra Wiggins es una misión difícil de
conseguir. ¿Sobre cuantos novatos uno puede decir algo así?
El alero oriundo de Toronto también creció viendo jugar a Vince Carter con los Raptors, así que sus volcadas espectaculares ya son repetidas una y otra vez en forma de Vine o por TV.
Hubo una en particular contra Puerto Rico el jueves pasado en la que
pareció volar por los aires y clavó el balón con una sola mano ante el
horror de un J..J Barea que todavía debe tenerlo como protagonista de
sus pesadillas a diario.
Sin embargo, su madurez ¨Lebronística¨ se puede ver más claramente en
instancias clave como en la victoria por 85-80 ante Argentina en otro
partido preparatorio para el Preolímpico.
Argentina había remontado un partido que Canadá tenía controlado tras
ir ganando por 15 en el tercer cuarto y el marcador era de 79-77 a
favor del conjunto norteamericano con 26 segundos por jugar, pero
Wiggins fue el encargado de enterrar las esperanzas de su rival con un
doble excelso de sangre fría.
Ya sea rodeado de veteranos en Minnesota o por nuevos compañeros en
Canadá, Wiggins nunca se achica ni teme pedir que la pelota esté en sus
manos cuando todas las miradas están depositadas en él. Esa es la mejor
característica de un crack que eleva su nivel a la par del de sus
compañeros para así dejar bien en claro que a esta superestrella en
ascenso no hay manera de pararla.
Durante las próximas dos semanas, México será testigo de un nuevo
capítulo de la historia de la próxima gran estrella del básquetbol
mundial. Ya están avisados.
ESPN
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