viernes, 8 de mayo de 2015

"Quiero que otros vean los peligros que pasé, me podría haber muerto", ha afirmado Romario Dos Santos.

La vanidad casi le ha costado la vida. Este fisicoculturista de 25 años se ha inyectado Synthol -una mezcla de aceite y alcohol- para aumentar su musculatura en brazos y espalda de forma extraordinaria.

Debido a las constantes dosis, Romario Dos Santos Alves afronta ahora graves complicaciones de salud. "He perdido el control", admite el joven que inició este tratamiento inducido por algunos fisicoculturistas de su gimnasio.

Los médicos estuvieron a punto de amputarle ambos brazos por el daño que han sufrido sus bíceps y espalda.
"Mis músculos empezaron a solidificarse y ni siquiera podían inyectar en mis brazos, que parecían piedras. Decidí que la única cosa que podía hacer era comprar agujas para los toros. Sé que suena estúpido, pero me enganché", ha afirmado.
En su pueblo, Caldas Novas, los niños le llaman "monstruo" y "bestia", según comenta.

Romario ha padecido de dolores en los brazos e insuficiencia renal. "Quiero que otros vean los peligros que pasé, me podría haber muerto", admite.

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