domingo, 14 de junio de 2015

ESPN
 
OAKLAND -- De eso se trata, de saber ajustarse a las circunstancias en cada partido de las Finales, de no dar nada por sentado y hacer del riesgo un éxito en potencia. Se puede ganar un campeonato siguiendo la filosofía y los preceptos básicos que han llevado a Cleveland Cavaliers o Golden State Warriors hasta este punto, pero también es necesario utilizar el factor sorpresa para demoler a tu rival.
En este punto y tras cuatro juegos disputados, los reajustes han marcado y deberán marcar la diferencia. El primero fue el nacimiento de un nuevo ídolo como Matthew Dellavedova, que logró dar un paso al frente cuando Kyrie Irving ya no pudo andar más. La alternativa no es que fuera una obra de ingeniería de David Blatt, pero funcionó. El coach no tuvo que poner patas arriba el esquema de juego para suplir la baja del Jugador Más Valioso de la pasada Copa del Mundo de España, le valió con inyectar intensidad al ya de por sí motivado armador australiano.
El plan de juego se cumplió a la perfección, y aunque 'Delly' no tenía -ni tiene- el potencial ofensivo de su compañero, con poco que hiciera en ataque, si lograba frenar a Stephen Curry ya se podía dar por satisfecho. Así fue, durante el Juego 2 y 3 su presencia incisiva y su defensa correosa de pecho sólido frenó en seco la productividad del armador de los Warriors, que no pudo pasar de los 8-de-32 en balance de tiros de campo entre las dos citas, 4-de-14 en triples y que le obligó a perder hasta ocho balones.

Curry se sintió más cómodo en el último partido, aprovechó su velocidad para superar a un Dellavedova que ya sufre los envites del paso de los minutos y la carga de trabajo que supone contener a su rival. Después de pasar por el hospital por culpa de unos calambres tras el Juego 3, al finalizar la cita del jueves, el australiano tuvo que seguir el que será su ritual por lo que resta de Finales: un baño de cuerpo completo en agua helada. Ni el último mechón de pelo de su coronilla está a salvo del cansancio.

REAJUSTES 'MADE IN KERR'

Pero si de ajustes se refiere, el que Steve Kerr se jugara el todo por el todo en el último encuentro dice mucho de su creatividad en el puesto de coach. Cuando la serie amenazaba con ponerse 3-1 a favor de Cleveland - ningún equipo en la historia de la NBA ha logrado remontar dicho marcador en unas Finales - lo lógico era pensar que las cosas no estaban funcionando. Aplicó la filosofía del 'sólo se vive una vez' y la sustituyó por el 'quién sabe si estas son nuestras últimas Finales'. Era necesario darle un giro a la situación para reponerse a dos derrotas consecutivas, estaba obligado a recuperar la ventaja de campo que perdió en el Juego 2 y debía frenar a un LeBon James imparable que le había hecho un roto de 41 ppj en las tres primeras citas.
Kerr arriesgó, adelantó las posiciones de varios jugadores y sorprendió, que era de lo que se trataba. Al tres lo colocó de cuatro, al cuatro de cinco y a Andre Iguodala le puso de titular. Traducido el quinteto inicial quedó con Harrison Barnes como ala-pívot, Draymond Green como pívot e Iguodala de alero para contener a un LeBron cansado que hasta ayer acumuló una media de 47.3 minutos por partido. La defensa del jugador de los Warriors sobre el monarca de los 'Cavs' estaba siendo óptima pero insuficiente - no por la labor del integrante del plantel californiano, sino porque no estaba frente a él el tiempo suficiente. El jueves, Iguodala impuso su ley y contuvo su productividad otra vez más, pero en esta ocasión se erigió como su defensor primario.
En un 63 por ciento de las ocasiones que LeBron recibió el balón, Iguodala estuvo frente a él, la cifra proporcionada por el departamento de Stats and Info de ESPN llama la atención si la comparamos con el 48 por ciento de los tres partidos anteriores. La productividad de LeBron bajó y sus números quedaron en 4-de-14 cuando el exjugador de la Universidad de Arizona se hizo cargo de él. En total, James no ha podido superar la marca de 18-de-54 contra su defensor más consistente. La contención y la victoria dieron por válido el experimento de Kerr, que dio una lección a Blatt de cómo utilizar sus recursos de manera efectiva.

BLATT, OBLIGADO A AJUSTAR

Ahora afrontamos el Juego 5 con las cosas como empezaron, en tablas pero con sólo tres partidos por delante que reducen las opciones para el futuro campeón. El que gane dos juegos se lleva la serie y el campeonato. Ahora la cuestión es qué reajustes veremos. Estos suelen venir con las derrotas, así que lo más probable es que Kerr se ciña a lo que le funcionó en el último partido. Le toca el turno a un Blatt cuyas ideas están siendo muy básicas en estas Finales.
Su extrema confianza en seis o siete jugadores está siendo demasiado evidente. Tras el Juego 4, el vestuario de los 'Cavs' fue lo más parecido a un campo de batalla. Mientras el frente de ataque se recuperaba tras otro partido de acumulación de minutos, otros se marchaban como si nada, ni siquiera les hizo falta pasar por la ducha. James recibía puntos de sutura en la cabeza al tiempo en que Shawn Marion salía del recinto rascándose el coco en busca de una explicación por su falta de actividad en esta serie. Cuando 'Delly' se estaba bañando en hielo, Mike Miller se marchó sin decir adiós y sintiéndose afortunado por haber jugado tres minutos en la clara victoria de los Warriors.
Blatt está siendo demasiado obvio en estas Finales y tras el juego de ajedrez de Kerr, el coach de Cavaliers está obligado a realizar ajustes en una plantilla sobre utilizada que a buen seguro está acogiendo como agua de mayo estos dos días y medio de recuperación.

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