Laguna Seca, 19 de julio de 2015. A Kevin Pinkstaff
(7-10-1984, Portland, Oregón) no se le olvidará esa fecha ni ese lugar.
Volverá allí, seguro, pero cada vez que lo haga recordará ese “terrible domingo” que costó la vida a los españoles Bernat Martínez y Dani Rivas. El estadounidense fue uno de los cinco pilotos involucrados en el fatal accidente. Una semana después cuesta hablar de lo sucedido en el circuito californiano. Lo intenta...
—Antes que nada, ¿cómo se encuentra?
—Afortunadamente sólo sufrí una conmoción cerebral leve. Es cierto
que tengo contusiones por todo el cuerpo, pero voy mejorando día a día.
Teniendo en cuenta las circunstancias, me considero muy afortunado.
Tremendamente afortunado.
—Dani Rivas y Bernat Martínez arrancaban en parrilla por
delante de usted la segunda carrera de Superbike/Superstock 1000. ¿Cómo
recuerda la salida?
—Yo salía desde la octava fila. Desde mi posición, metido dentro del
carenado, sólo recuerdo haber visto a los pilotos que estaban delante de
mí, en la fila siete, chocar entre ellos, así que no fui consciente del
accidente que había tenido lugar algo más adelante. Recuerdo una moto y
un piloto caer justo delante de mí mientras me aproximaba al puente.
Intenté hacer una maniobra para esquivarlos, después me golpeé con mi
moto y fui rodando hasta acabar en la gravilla del exterior de la pista.
Tras un ligero mareo y desorientación, me levanté y al mirar a mi
alrededor la escena era devastadora. Ningún piloto se movía y me di
cuenta de que Bernat y Dani estaban tumbados y de que la cosa pintaba
muy mal. No podía entender cómo yo podía salir de allí por mi propio
pie.
—Es decir, ¿le fue imposible ver a Rivas levantar la mano cuando su moto comenzó a perder potencia?
—Sí, no le vi, me enteré de eso después del accidente. Rivas estaba
mucho más adelante, para mí era imposible localizarle. Sólo pude ver a
los tres pilotos que estaban en la fila anterior a la mía. En esas
circunstancias, Rivas hizo lo único que podía, levantar la mano y
confiar en que quienes venían por detrás lo esquivaran. Por desgracia,
el grupo ya había acelerado y metido segunda o tercera marcha, así que
quizá iban ya a 160 o 170 km/h y, debido a la velocidad y a lo pegados
que estábamos, no hubo tiempo para reaccionar y evitar a las motos y los
pilotos involucrados. Es la situación más terrorífica que un piloto
puede vivir. Frenar y ver cómo todos los demás se vienen contra ti.
—¿Tuvo que ser hospitalizado tras el accidente?
—No y me tranquilizó tener a mi equipo, mi esposa y mi familia allí.
Como mis lesiones eran menores y otros pilotos requerían atención
urgente, inicialmente no fui trasladado al hospital. Consulté con los
comisarios y decidieron que acudiera al centro médico del circuito una
vez atendieran al resto de pilotos. Después de que el helicóptero
emprendió el vuelo, me sometieron a un examen. Es cuando me
diagnosticaron la conmoción cerebral. Tenía un golpe en la cadera, me
hicieron radiografías y no revelaron fracturas.
—El tiempo pasó, los minutos, las horas... ¿Cuándo supieron el resto de pilotos que Bernat y Dani habían fallecido?
—Comencé a oír rumores cuando salí del centro médico, tras la nueva
salida. Me dio un vuelco el corazón, estaba hundido. Dada la gravedad,
temía ese desenlace, pero no podía recordar un accidente en el que dos
pilotos perdieran sus vidas. El hecho de que además ambos fueran
españoles, los únicos españoles en la carrera, me parecía cruel. No fue
hasta esa noche cuando preguntamos a un comisario cuál era la situación;
me confirmó que dos pilotos habían fallecido. No identificó cuáles,
pero el hecho de que hubiera dos ya era terrible. Esa noche, o quizá a
la mañana siguiente, vi un comunicado de prensa que identificaba a Dani y
Bernat. En ese momento sólo podía pensar en sus familias y en sus
equipos. Fue horrible. Dani y su equipo habían estado junto a nuestro
box todo el fin de semana. Le habíamos visto a él, a sus mecánicos, y
saber que ya no estaba, que había muerto, era horrible.
—¿Había hablado alguna vez con Bernat? En el caso de Dani, era la primera carrera en MotoAmerica...
—No, no había hablado con ellos. Había competido con Bernat el año
pasado en Laguna Seca y de seguir la competición, era consciente de
quién era, de su potencial. De Rivas ya estaba al tanto, le conocía de
haberle visto en carreras del FIM CEV Repsol. Sabía que eran muy buenos.
Tener pilotos de esa calidad hace a MotoAmerica una competición muy
prestigiosa. Me hubiera gustado haber tratado con ellos, poder ser
amigos.
—Debido a la gravedad de todo lo ocurrido, ¿cree que habría sido conveniente suspender la carrera?
—Es difícil de decir y ésa no es una decisión que me corresponda.
Cuando este tipo de cosas suceden, todo es muy delicado. Había otros
pilotos involucrados y seguro que mentalmente les afectó lo ocurrido. Y,
obviamente, para honrar a Rivas y Martínez, se habría suspendido si se
hubiera sabido que habían fallecido. No tengo suficientes elementos de
juicio acerca de qué información fue conocida inmediatamente por los
comisarios, por lo que no voy a criticar la decisión de reiniciar la
carrera.
—¿Sabe cómo están Devon McDonough o Josh Chisum, también inmersos en el accidente?
—Devon es amigo mío. Vivimos cerca y competimos en las carreras
locales. Estaba muy preocupado por él, porque quedó inconsciente tras el
accidente, pero al verle moverse de nuevo, para mí fue un alivio. No sé
exactamente el alcance de sus lesiones, pero creo que perdió unos
dientes y se fracturó la muñeca. Y Josh también está recuperado. He
visto en redes sociales que las radiografías revelan que no tiene ningún
hueso roto. Estoy especialmente agradecido a los pilotos que llegaban
por detrás y que fueron capaces de esquivarnos. Josh y Matthew Orange
giraron hacia la gravilla para evitar a los otros pilotos, lo cual fue
peligroso para ellos mismos.
—He visto que ha colgado una foto de Bernat y Dani en su
Facebook o en su Twitter, un gesto que le honra. ¿Está al tanto de la
colecta organizada en Estados Unidos con el objetivo de recaudar fondos
para las familias de los pilotos?
—Sí. Todo esto muy duro. Como piloto, conoces los riesgos de competir
pero tratas de no pensar en ello. Cosas como éstas te hacen ver la
realidad. Cuando volví a boxes y vi a mi esposa, a mi hermano, a mi
equipo, a mi madre y a mi padre por primera vez, sin hablar, nos
abrazamos y nos miramos a los ojos conscientes de lo que había ocurrido,
de que lo que le pasó a Dani y Bernat podría haberme pasado a mí. Por
respeto a ellos, me gustaría honrarles en todo lo que pueda. Debido a la
conmoción cerebral, no pude competir este fin de semana, pero espero
poder hacerlo lo antes posible. Volviendo a casa en coche con mi esposa,
hablamos de lo sucedido. Y yo me preguntaba: ‘¿Cuánto tiempo más va a
durar mi suerte? Quizá es hora de que deje de correr’. Me doy cuenta de
que los riesgos están ahí, pero también de lo especial que es pilotar y
de que cuando estoy encima de la moto no pienso que ése sea mi trabajo,
mi manera de pagar las facturas. Es una sensación pura que no
experimento de ninguna otra manera. Mi padre, mi tío, mi abuelo... todos
montaron en moto. Y mi tío Keith fue campeón local y nacional. Al poco
de empezar a competir, él murió en un accidente de tráfico cuando un
coche chocó contra su moto. A partir de entonces, montar en moto me hizo
sentirme más cerca de él.
—¿Podrá volver a subirse a la moto tras un accidente como el que costó la vida a Dani y Bernat?
—Creo que el competir tiene su recompensa, estoy dispuesto a asumir
el riesgo. Siempre. Creo que Dani y Bernat sentían lo mismo. Eran
hombres valientes que trabajaban duro para demostrar su talento y
competir contra los mejores, fuera donde fuera. Seguramente les supuso
mucho esfuerzo llegar a Estados Unidos para correr aquí, sé que viajaron
por todo el mundo al inicio de sus carreras. Son héroes. De alguna
manera, creo que ellos querrían que todos nosotros sigamos compitiendo.
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