-Casi 1:30 de ventaja sobre Nibali, Quintana y Pinot. ¿Satisfecho?
-Muchísimo. Se podían sacar buenas diferencias, porque el abanico se
formó desde bastante lejos, con casi 60 kilómetros a la meta. Existía la
posibilidad de que se liara, y luchamos al máximo. Chapeau por mis
compañeros, estuvieron geniales, como siempre en estas circunstancias.
Hubo momentos en los que yo mismo fui al límite, pero sabíamos que era
importante apretar. En días así se puede sacar más ventaja que en la
montaña.
-El Tinkoff no tuvo mucha colaboración de Sky y BMC.
-Así es. Se lo dije a Froome
y a Van Garderen. Estas oportunidades hay que aprovecharlas. Debíamos
permanecer atentos en cabeza en todo momento. Sin embargo, sus equipos
no dieron muchos relevos, empezaron a trabajar muy tarde.
-Por algo no les gusta hablar de jornadas de transición.
-Sí, metimos diferencias muy buenas para una etapa que en teoría era
llana y tenía que ser de transición (risas). Es lo bonito del ciclismo,
se pueden crear ocasiones y lanzar ofensivas si se intenta y el terreno
favorece. Jugamos con el viento y salió bien. Se lo agradezco a mi
equipo.
-¿Qué espera para el Muro de Huy, otro día con trampa?
-Lo mismo. Debo estar centrado en la parte delantera del grupo y
entrar bien colocado para que no me pille ningún embudo o sufra algún
percance. Como he dicho, a veces se presentan momentos en los que puedes
obtener más renta que en la montaña. Debes saber aprovechar esas
jornadas, aunque otro día quizá te toque el otro lado de la moneda. Por
ahora, me siento contento con el balance de este inicio del Tour.
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