BARCELONA -- Un año después de que el Manchester United convirtiera a
Ángel di María en el fichaje más costoso de su historia (75 millones de
euros) el argentino cerró su traspaso al PSG por 63 millones, una
pérdida de doce que no preocupa en Old Trafford pero sí ocupa en Europa,
donde se siguen con interés, curiosidad y un punto de temor los
movimientos de los diablos rojos.
Un año y 300
millones de euros después, Van Gaal sigue sin cerrar su plantilla,
ocupado en el fichaje de un delantero centro y un defensa central de
incuestionable valor. No es menos cuando el entrenador holandés admitió a
la BBC que Cristiano Ronaldo “es el tipo de jugador que necesitamos” y
que Sergio Ramos fuera el zaguero apuntado en primer lugar, dando cuenta
de estar en disposición, si hace falta, de añadir otros 200 millones a
los 98 largos que lleva gastados este verano, antes de Pedro…
La
salida de Di María acelerará, se afirma desde el club inglés, la
incorporación del delantero canario, por quien el Barcelona recibirá 30
millones de euros que la ejecutiva dirigida por Ed Woodward pagará sin
pestañear para seguir edificando el proyecto de Van Gaal, pendiente a
tres días de comenzar la Premier y con el play-off de la Champions en el
horizonte de conseguir esos dos fichajes que contempla “irrenunciables”
según un trabajador del United.
El músculo financiero del Manchester United es contemplado como un aviso desde cualquier rincón de Europa. Tal y como informó ESPNDeportes.com,
entre Adidas, General Motors y Aon el club inglés ingresa anualmente
168 millones de euros, una cantidad que le destaca muy por encima de
todos los grandes del continente y que le permitiría, si quisiera,
apuntar al fichaje de Lewandowski o Bale, si así lo desease.
“Hablar de Cristiano o Messi es inútil porque no es solo el
precio del fichaje y el salario a pagar, sino que habría que contar con
el deseo propio del futbolista y en esos casos se sabe imposible”
explicó esta fuente del club británico, admitiendo la “frustración” con
que se recibió el acuerdo de Sergio Ramos con el Real Madrid. “Utilizó
al Manchester United. No es una situación que haya gustado, pero no es
la primera vez que ocurre algo así” sentenció.
No será ninguno de los tres referidos, pero a Van Gaal le faltan
dos piezas, Pedro al margen, para unir a Schweinsteiger, Depay, Darmian,
Schneiderlin y Romero. Y que se añaden a los Blind, Rojo, Herrera, Shaw
y el referido Di María, además de Falcao, protagonista de una cesión de
rendimiento tan horroroso como debería contemplarse el cierre del
primer curso del holandés al frente de un equipo que hoy no tiene, aún,
asegurada su presencia en la próxima Champions.
El Manchester United estrena su camino en la Premier el sábado en
Old Trafford frente al Tottenham de Mauricio Pochettino. Hace un año
sumó cinco de los primeros quince puntos en disputa tras debutar con una
sonrojante derrota frente al Swansea, no pasar del empate ante
Sunderland y Burnley, aplastar al QPR y ser goleado por el Leicester. Un
comienzo que nadie se plantea repetir ahora.
Pero con la Premier y el play-off de la Champions de por medio,
los diablos rojos ocupan el centro del escenario en el mercado. En el
verano de 2014 invirtió 200 millones de euros en reforzar la plantilla y
ahora lleva camino de incluso superar esa cifra.
No es extraño que la Europa futbolística, entretenida con las
cuitas de Guardiola en Alemania, las dudas de Milan e Inter en Italia,
el culebrón de Ibrahimovic en Francia o el pulso eterno entre Barça y
Real Madrid en España observe con atención cualquier movimiento en Old
Trafford, donde Van Gaal, capaz de expulsar a Víctor Valdés o condenar
al anonimato a Falcao, trabaja en la obra definitiva que pretende
construir para convertir al Manchester United en una réplica del mejor
equipo que dirigió Alex Ferguson.
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