sábado, 26 de septiembre de 2015

Peyton ManningPeyton Manning empezó lento el año y las preguntas en torno a cualquier veterano están aquí.LE TOMA 15 MINUTOS a Peyton Manning retirarse la armadura después de un partido.
Comienza por los zapatos, los cuales sufre para desatar sin asistencia. Un utilero de los Broncos le ayuda a retirarlos de sus pies mientras él da una entrevista para radio, porque casi después de 25 años de fútbol americano desde sus días de preparatoria, es un alivio no tener que agacharse tanto. Después vienen sus hombreras, las cuales, cuando pasan por encima de su cabeza, generan un rugido que es mezcla de dolor y dulce descanso. Los pálidos brazos de Manning y su torso están cubiertos por raspones nuevos y viejas heridas, algunas del color de fresas, otras parecen berenjenas.
Sus calcetas salen tras varios intentos, revelando dedos chuecos y doblados en ángulos obtusos. Cuando se quita la rodillera de la pierna izquierda, hace dos pausas para sonreír y otra para tomar aliento, antes de removerla y dársela a un utilero. Mientras va deshaciendo las gruesas capas de la cinta adhesiva que abraza sus tobillos, se ve como un cirujano operando su propia pierna, sin anestesia.

Cuando termina, se incorpora, con las articulaciones tronando, pedazos de cinta y pasto todavía pegados a su piel. Acaba de completar una victoria por remontada sobre los Chiefs en el Arrowhead Stadium en la Semana 2, y una marea de mensajes de texto inunda su teléfono, el cual porta una foto de sus gemelos de 4 años, Marshall y Mosley, en su fondo de pantalla. No se puede resistir leer algunos y expresar su agrado. Se coloca una toalla sobre los hombros, pero la retorcida y rosada cicatriz de su nuca sigue visible, evidencia de las cuatro cirugías de cuello que ha visto para atender un nervio aplastado, hernias discales y una fusión de vértebra. Debido a la victoria --la N° 181 de su carrera-- Manning sonríe mientras camina arrastrando un pie hacia las regaderas. Si así es como se siente en una noche buena, con sólo dos juegos en su año N° 18, traten de imaginar las malas.
Es difícil no preguntarse: ¿por cuánto tiempo, posiblemente, puede mantener este paso?
Peyton ManningAP PhotoManning, quien nunca ha visto más de 27 capturas en un año, ha sido derribado siete veces este año.
Nadie sabe la respuesta, por supuesto. Pero mientras avanza la campaña, el acto de Manning por mantener la incertidumbre entre los aficionados, será una de las caminatas en cuerda floja más fascinantes en la historia moderna del deporte.
Cuando se observan sus muecas y gestos tras cada golpe, y miran sus pases flotar y morir en el viento, cuando trata de rolar y sus pies se mueven como si luchara contra un suelo nevado, la única conclusión lógica es que ya está acabado. Se agotó la magia. No más remontadas milagrosas. Una carrera destacada alcanza, por triste que parezca, su lógico final.
Después sale al campo y te engaña de nuevo.
Es una maravilla ver a su cerebro calcular riesgos en tiempo real, verlo pensar su salida de los problemas, usando una mezcla de anticipación y engaño para compensar un brazo lanzador entre lo más débil de la NFL. Para la Semana 2, tenía un Total QBR de 41.0, 29° de la liga. Promediaba apenas 215.5 yardas aéreas por juego con 58.8 por ciento de sus intentos de pase completados. Lo habían capturado siete veces. Sus números no eran tan bajos desde su año novato. Y aun así, su equipo es ganador.
Contra los Chiefs, cada vez que el balón dejaba su mano, daba la impresión de alejarse flotando para ser interceptado. Uno sí fue robado y devuelto a touchdown, su tercero en un período de cuatro juegos de temporada regular. Se marchó molesto hacia la banca con las manos en la cintura, asomando una persecución a medio ritmo mientras Marcus Peters marchaba a las diagonales. Sin embargo, vino la cuerda floja: Manning remontó en el segundo medio y lanzó un touchdown, derrotando a los Chiefs por décima ocasión consecutiva. En el proceso, alcanzó 70 mil yardas aéreas para unirse a Brett Favre entre los mariscales de campo de la NFL, mandando un mensaje --al menos metafórico-- a las legiones que insisten su final.
"No soy mucho de discursos", expresó Manning una vez que el coach Gary Kubiak le entregó el balón del juego. "Pero, gran maldita victoria".
Por lo menos deben admirar la audacia del hombre.
Peyton ManningAP PhotoUn propietario de múltiples récords, Manning ha visto un declive en sus números desde el 2014.
EN CUANTO COMENZÓ, quedó claro que la lluvia sería un problema.
Los Broncos estaban cerrados en una batalla de último cuarto frente a los Bengals avanzada la temporada pasada, un juego que hubiese ayudado a decidir la ventaja de local a lo largo de los playoffs. Cada pase ya tenía el potencial de definir el juego. Abajo por 30-28, Manning retrocedió para lanzar y pareció entrar en pánico, como si percibiera la carga defensiva, aunque no tenía a nadie cerca. Apuró su disparó desde el pie trasero, flotando un "pato" en dirección a Demaryius Thomas. El esquinero de los Bengals, Dre Kirkpatrick, apareció, interceptó el pase y lo devolvió a touchdown. Prácticamente, Manning no lo persiguió. El balón del juego. Era su cuarta intercepción lanzada ese día.
Esa jugada perfiló la turbulenta postemporada de los Broncos, meses marcados por un sorpresivo cambio de coach, una amarga reestructuración de contrato y las insistentes preguntas, dentro y fuera del edificio, sobre Manning. ¿Estaba dispuesto, uno de los controladores más famosos de la liga, a aprehender una nueva ofensiva diseñada para aligerar la carga de sus hombros? Y la realidad de que, si los Broncos ganan un Super Bowl esta temporada, ¿lo harán con el futuro Salón de la Fama como parte del equipo, no su cargador?
Con todo y lo anterior, Manning terminó el año como uno de los mejores, en términos estadísticos, completando 66 por ciento de sus pases y lanzando para 4,727 yardas y 39 touchdowns. Su Total QBR de 75.1 fue el 3° mejor de la NFL, sólo detrás de Tony Romo y Aaron Rodgers. Pero su fortaleza de brazo se deterioró rápidamente, y un músculo estirado en el cuádriceps durante el último mes de la temporada, limitó su habilidad de plantarse para lanzar y darle potencia al envío acompañando con su cuerpo bajo.
Una vez finalizada la campaña de Denver --con una sorprendente derrota en Ronda Divisional ante los Colts, en la cual Andrew Luck realizó todos los envíos que Manning ya no se veía capaz de hacer-- los rumores comenzaron sobre un compromiso parcial del gerente general John Elway hacia el regreso de Manning. Se reportó que Elway le pidió a Manning absorber un recorte salarial, prometiendo usar el dinero para mejorar su elenco de apoyo. Durante un breve momento, algunos en el edificio creyeron que la carrera de Manning continuaría en otro lugar.
Los Broncos y Manning acordaron un recorte de 4 millones. Después, Elway se dispuso a recrear sus propios años finales para Manning, periodos en que ganó dos Super Bowls no cargando a la ofensiva, sino conduciéndola. Elway contrató a Kubiak --su suplente durante sus primeras campañas y coordinador ofensivo en las últimas-- para instalar una versión moderna del esquema que Denver corría en los 90. El plan era que Manning descansara más durante la semana y cediera el ovoide los domingos. Todo estaba diseñado para evadir otro 2014. Manning no sólo necesitaba salud en enero, sino poder realizar todos los envíos.
En el 2012, Elway convenció a Manning de firmar con Denver al prometerle hacer todo en su poder para volverlo el mejor mariscal de campo en la historia. Ambos saben que los Super Bowls son el desempate entre Manning y Tom Brady, así como funcionaron para Elway y Dan Marino. "Pienso que con Peyton, obviamente no hay mucho que se pueda agregar a su legado", declaró Elway a la prensa durante la temporada baja. "Sí pienso que lo único que puede sumar es otro anillo de Super Bowl. Pienso que, en el lugar donde está Peyton, como le dije en nuestra reunión, 'no necesitas lanzar para otra yarda, ni otro pase de touchdown, porque tu legado estará entre los mejores de la historia tal cual está'. Sí puede aportar a su legado ganando un Super Bowl".
Entonces, para acentuar su legado a largo plazo, Manning estaba dispuesto a ceder un poco del mismo a corto plazo. Las reseñas tempranas del campamento de entrenamiento eran mezcladas, y existía un miedo palpable en la organización que los malos juegos --o incluso algunas series de tres y nada-- podrían amargar el experimento. Manning y toda la ofensiva se vieron descoordinados en la victoria inicial sobre Baltimore. Lanzó apenas para 175 yardas en la victoria por 19-13. Dos veces falló a un receptor desmarcado en lo profundo para touchdown. Sus 4.38 yardas por intento marcaron la cuarta cifra más baja en su carrera durante juegos de al menos 10 pases lanzados. Manning advirtió a los aficionados no enfocarse mucho en un solo partido, pero todos lo hicieron.
"Pienso que [Manning y Kubiak] se sentirán cada vez más cómodos mutuamente y obtendrán una sensación de cómo llevar los partidos mientras avanza la temporada", declaró el ala cerrada Owen Daniels. "Con Peyton, él lleva haciéndolo mucho tiempo. Ahora está aprendiendo lo que quiere hacer el coach Kubiak. Es realmente altruista que él quiera aprender todo lo nuevo y ser parte de eso".
En la mañana del juego de los Chiefs, Manning se unió a sus compañeros en el lobby del hotel para desayunar. Él pidió un omelette, se sentó en una mesa cercana a la televisión y, en cuanto se dispuso a comer, vio su nombre en la barra lateral del noticiario: Al volver, los Problemas de Peyton. Manning sacudió la cabeza.
"Si uno de nosotros tiene un mal partido, la gente quiere decir, 'este tipo no es lo que solía ser. Ya pasó su mejor momento'", consideró el liniero ofensivo Evan Mathis. "Bueno, está bien, pero es una muestra muy pequeña hasta ahora. Esa es una marca auténtica de un jugador grande, la habilidad de enfocarse. Debes enfocarte entre mucha controversia y mucha m...".
El enfoque es precisamente lo que prefiere Manning. Y en este día de partido, no quiso escuchar a los críticos diagnosticar sus "fallas". Se llevó el desayuno al pasillo y comió por su parte.
Peyton ManningAP PhotoManning no ha perdido ante KC desde el 2004. ¿Estaré en buen nivel para la revancha de Semana 10?
ES UNA VERDAD pocas veces dicha sobre Manning, pero siempre ha lanzado pases que bailan en el aire. Incluso cuando rompía marcas en uniforme de los Colts, y cuando era el hijo pródigo de la Universidad de Tennessee, sus pases titubeaban en ocasiones. Él vio al deporte como una partida de ajedrez, leyó a las defensivas como su tuviese una computadora en el cerebro, pero también sus mejores lances temblaban. El balón sí lograba la espiral aérea, y solía arribar en las manos del receptor en el instante perfecto, pero rara vez se le veía la belleza de un poste profundo de Brady o un láser de Rodgers hacia el tercio exterior del campo. En la mayoría de las ocasiones, no importaba. Él era demasiado bueno para que importara.
Es difícil de argumentar, no obstante, que esa insignificancia se mantiene. Es posible que la pérdida de sensación en los puntos de sus dedos derechos --un efecto secundario de sus cirugías de cuello y daño a los nervios-- finalmente le esté pesando. Cuando sus mecánicas se entorpecen, da la impresión que lanza bolas de nudillos hacia sus receptores. (Completó apenas 25 por ciento de sus pases que viajaron más de 15 yardas hasta la Semana 2, empatado en el último lugar de la liga). Después del pase interceptado por Peters que dio ventaja de 14-0 a Kansas City, parecíamos tener a la versión de Manning vista el año pasado contra los Bengals.
El genio de Manning, no obstante, es que comprende sus fortalezas y limitantes mejor que nadie más sobre el campo. Es un poco inquietante ver a un gran atleta tan reducido físicamente, pero también resulta inspirador ver a un --tratando de ser amable-- mariscal de campo veterano sobreviviendo con base en poder cerebral y prestidigitación.
Tras un miserable arranque de campaña, Kubiak cedió un poco del control creativo y tuvo a Manning al frente de la escopeta. "Estamos tratando de ayudarlo con mejor fútbol americano", dijo Kubiak. "Pero también sabemos que él está muy cómodo [en la escopeta], entonces tratamos de hallar una media entre ambos, y pienso que será bueno para el equipo. Él tomó el control y nosotros lo insertamos en ese ambiente".
"No sé por qué hay tantas personas que quieren ver a un gran jugador en su declive", sostuvo Daniels. "¿Por qué forzar la historia? Estamos aprendiendo una ofensiva nueva. Definitivamente vamos a mejorar conforme avanza el año. Vamos a hallar nuestra identidad. Pienso que Peyton merece mucho más respeto".
¿Será capaz de hacerlo dentro de un mes? O, mejor aún, ¿podrá jugar bien cuando se acerque enero? Su naturaleza le pide confiar en el cerebro para sobrevivir en los días que su cuerpo está agotado, incluso si enfrenta el frío, la lluvia o Bill Belichick. Pero, ¿cuántas veces puede un hombre superar a sus rivales por experiencia? En algún punto, ¿es audacia o locura?
Es difícil no encogerse en nombre mientras él espera en el campo, tras el juego de los Chiefs, para hablar con un reportero de televisión. Al tiempo que sus compañeros trotaban detrás de él, varios lo palmeaban en los hombros con emoción. Él sonreía como chico de preparatoria, pero cada vez que lo felicitaban, mostraba su dolor, viéndose como cualquier hombre de 39 años con un cuello adolorido que deseaba anticipar mejor los golpes y así estar listo para una celebración tan jubilosa. espn

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