sábado, 26 de septiembre de 2015

Hettsheimeir lidera una lluvia de triples que voltea al Madrid
Esta final Intercontinental era a dos partidos en 48 horas, pero en la práctica será a duelo único este domingo. El Bauru se llevó el primer asalto por la mínima (91-90) y deja el asunto como si se empezara de cero. O casi. Más emoción. Y más valor a los argumentos del equipo brasileño, que los tiene. Y más valor a la manita de Rafa Hettsheimeir.

Para el Madrid era el inicio de otra final, la quinta en un año. Pero también el primer duelo de la pretemporada. El primero con el equipo al completo tres meses después de ponerle el broche de oro al curso pasado. La horquilla de opciones a esperar era muy amplia. Un halo difuso de incertidumbre acompañaba a los de Laso. Y los primeros minutos no lo disiparon (tampoco los últimos, queda claro).
Jeff Taylor volvió a quedarse en el banco, aún lesionado en los isquiotibiales, y Rudy salió de titular para conservar el calorcito acumulado en su maltrecha espalda durante la rueda previa de entradas. Junto a ellos, el nuevo, Thompkins, y el conejito de las pilas, Sergio Llull, al que le dan igual ocho que ochenta (110 partidos en los últimos 13 meses, según informa Mister Chip). Más Ayón y Carroll. Uno por dentro y otro por fuera mantuvieron el fluir ofensivo del Madrid, al menos mientras el equipo comprobaba por dónde le daba el aire. Ese que empujaba al Bauru con soplidos de intensidad y acierto en el tiro. Ese que alzó a los brasileños en el inicio del último cuarto con un 8-0 para el 27-22.
Entonces, el campeón de Europa izó las velas y encauzó la ventolera a su favor. Defensa más presionante, con Doncic en pista, para limitar a sus francotiradores y canastas fáciles en el otro aro (al descanso, nueve puntos más en la pintura y tras robo de balón). El Bauru dejaba de navegar y el Madrid se iba al vestuario con un 3-15 (30-37) que pasó de parcial a chicle extra largo (5-27) con tres triples más tres tiros libres de Carroll (18 tantos en total) en la reanudación.
La brecha tocó los 17 puntos cuatro veces, la última con el 42-59 del minuto 26. El duelo parecía blanco y la Intercontinental, casi que también. Pero se acuerdan de aquel vestido que cambiaba de color, que pasaba del blanco al azul según los ojos de quien lo mirase. Pues algo así sucedió. Lo ves y poco después ya no lo ves. Los de Guerrinha se liaron la manta a la cabeza y descerrajaron diez triples en los últimos doce minutos para un increíble 16 de 33 final (48% de acierto).
Pecó el Madrid de confianza ante un enemigo liberado de cualquier presión. La lluvia de triples arreció y volteó a los de Laso. Solo escampó con el bocinazo del cierre. Bien el alero Leonardo Meindl y sensacional el exmadridista Rafa Hettsheimeir: 27 tantos y 6 de 9 desde la línea, cinco en ese sprint a la gloria por el camino de la enajenación en el que entraron ambos equipos. El escolta Alex García aportó en todo lo demás (8 asistencias y 7 rebotes) y el base Ricardo Fischer añadió mando (otras 8 asistencias) y la canasta del triunfo.
Un tiro libre de Reyes, después de que asomara el talento de Thompkins (10 tantos en el último cuarto), adelantaba al Real a falta de 7 siete segundos (89-90). Sin embargo, Fischer estuvo hábil para encontrar la espalda a la defensa tras un saque desde el lateral. Bandejita ganadora. Llull (17 puntos y 6 asistencias) lo intentó ya sin éxito y el título se decidirá este domingo en el segundo y definitivo asalto (17:00 horas, Real Madrid TV). as

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