OAKLAND – El cansancio en el tiempo extra impidió que Cleveland Cavaliers no venciera el Juego 1 de las Finales de la NBA ante Golden State Warriors (108-100). Ni siquiera fue suficiente el poderío de un LeBron James
(44 puntos, ocho rebotes y seis asistencias) que logró la máxima
anotación de su carrera en las seis Finales que acumula. Incluso tras
las anotaciones combinadas del alero y Kyrie Irving
(23 puntos, siete rebotes y seis asistencias), que juntos llegaron a
los 67 puntos no fueron una renta apropiada para la victoria. Perdieron
su segundo encuentro de la temporada cuando superan las 60 unidades
(8-2).
A pesar de ello, y poco antes de que LeBron se desinflara en la
prórroga junto a sus compañeros, el monarca estuvo intratable durante
buena parte del partido. Hasta que el cansancio le nublara las ideas
tras disputar 46 minutos, frenar su potencial ofensivo fue una misión
imposible para los defensores del conjunto local. A pesar de su
envergadura, volvió a demostrar una levedad celestial en acciones de
todo tipo. Luego le pesaron las piernas. El alero hace lo que se le
antoja. Si tiene que tirar de larga distancia lo intenta y lo consigue;
si tiene que penetrar, apártese quien pueda; sube el balón, crea juego, y
hace sencillo lo difícil. Incluso se atreve a frenar las ansias de
David Blatt cuando desea pedir un tiempo muerto. LeBron es mucho LeBron y
lo suyo es hacerse con las riendas de las posesiones. Cuidado que
también pide los tiempos cuando lo ve oportuno. Estrella, coach y casi
dirigente.
"Todos debemos ser mejores, incluido yo.
No creo que yo jugara estupendamente. Tengo que hacer las cosas mejor
para ayudar a ser más precisos ofensivamente. Tengo que comunicarme
mejor en defensa para para ayudar al equipo a superar los baches. No se
trata de mí, sino del próximo compañero. Se trata de nosotros. Debemos
hacerlo, vamos a ver el vídeo y mejorar para el Juego 2", afirmó un
LeBron muy acertado en la mayoría de las fases del partido.
Que
alguien le explique a Steve Kerr y sus asistentes cómo frenar al Rey
cuando está en apogeo físico porque lo único que se puede hacer es
experimentar. Utilizar dobles marcas, ahogarle en el perímetro, echarle
el aliento en la cara. Nada de nada, LeBron demostró en esta primera
cita que es mucho LeBron. ¿Algo que se le pueda achacar además del
lógico cansancio? Sí, que cuando se le deja que lance desde el flanco
izquierdo, su productividad baja. De sus 44 puntos, alcanzó un balance
de 2-de-10 desde esa zona, siendo sus lugares preferidos la pintura y el
lado derecho.
Sus virtudes hacen que LeBron brille, pero también provoca un efecto
en sus compañeros, que en ocasiones esperan a que la bestia desprenda su
furia en un segundo plano, quizás demasiado apartados de sus acciones.
"Ellos esperan que yo haga jugadas. Lo hice esta noche. No es algo
diferente a lo que haya estado haciendo durante toda la postemporada. Es
nuestro plan de juego. Los chicos han sido capaces de dar un paso al
frente y hacer jugadas y lanzamientos. Nuestro plan funcionó, estuvimos
en situación de ganar, pero al final no pudo ser", agregó.
No
pudo llevarse la primera victoria de la serie, pero LeBron es capaz de
picotear a sus rivales hasta hacerles despertar, o no, porque cuando los
astros se ponen de su lado y sus compañeros son capaces de participar
activamente los Cavaliers pueden hacer mucho daño.
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