OAKLAND - No hubo un héroe en la victoria de Golden State Warriors frente a Cleveland Cavaliers
(108-100) en el Juego 1 de las Finales de la NBA. Hubo 13 jugadores,
ocho miembros del cuerpo técnico y cerca de 20,000 almas que hicieron
vibrar el Oracle Arena hasta la extenuación. Si los californianos
lograron vencer fue porque contaron con más activos que sus rivales. No
hubo dependencia extrema en el hacer de Stephen Curry (26 puntos y ocho asistencias) o Klay Thompson
(21 puntos), sino juego en equipo, brillo grupal y roles aprovechados
al máximo. Cada plantel fue mejor en sus momentos pero hubo un detalle
que acabó provocando el éxtasis de los aficionados: el factor cansancio.
Los 'Cavs' llegaron el tiempo extra con tres de sus jugadores estelares
habiendo sobrepasado los 40 minutos de juego y tras haber utilizado a
tres suplentes. Los Warriors contaron con una segunda unidad de cinco
hombres y sólo uno de sus titulares, Curry, superó los 40 minutos sobre
la duela. Fue este el detalle que hizo que los visitantes no anotaran
solo dos puntos en los cinco minutos de la prórroga y los Warriors les
acabaran sacando una ventaja de 10 unidades. Los pupilos de David Blatt
llegaban agotados a canasta y ya se sabe que cuando el oxígeno no llega a
la cabeza, éste tampoco lo hace a las piernas.
Sobraron los héroes en el partido. Mención especial al triple de Harrison Barnes
que agrandó la ventaja en el tiempo añadido a cinco puntos para
alimentar las esperanzas. Al siempre presente Curry con su repertorio de
sobra conocido, esta vez con poco logró mucho gracias a sus compañeros.
A Thompson, que a pesar de no tener su noche en los tiros (5-de-14),
pudo anotar lo necesario. Las defensas de Draymond Green (12 puntos, seis rebotes y dos robos), Andrew Bogut (dos bloqueos), del propio Curry, Thompson o Andre Iguodala
(15 puntos, un bloqueo y un robo). Es necesario mencionar al conjunto
al completo, y es que no es fácil neutralizar sin individualidades
destacadas al mejor LeBron James (44 puntos, seis asistencias y ocho rebotes) de las seis finales que lleva disputadas.
Los Warriors superaron la primera prueba de fuego ante unos Cavs que
rozaron la excelencia pero que no pudieron imponerse. No es casualidad
que los californianos acumulen semejante récord de solamente tres
derrotas en su feudo. Hubo momentos en los que la marea amarilla quedó
en silencio, sobre todo durante un primer cuarto que mostró a un LeBron
encendido y a unos Warriors apagados. Pero todos renacieron, jugadores,
cuerpo técnico y una de las aficiones más intensas de toda la liga.
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