Olvídense de las estadísticas, de los récords y de los galardones. De las frustraciones pasadas y las ilusiones futuras. Stephen Curry nos acaba de demostrar la verdadera razón por la que él es el Jugador Más Valioso de la NBA al aplastar las ilusiones de los Houston Rockets con 40 dagas en territorio hostil.
Ningún equipo en la historia de los playoffs de la NBA ha podido
remontar un 0-3 en una serie al mejor de siete, y aunque los Rockets
hayan dado vuelta un 1-3 contra los Clippers en la ronda pasada eso no
quiere decir que un milagro esté por suceder en las Finales de la
Conferencia Oeste. No contra los Warriors, no contra Curry.
El lugar en la historia de Curry no cuenta solamente con su cantidad
récord de triples en los playoffs, 64 y contando en apenas 13 juegos
superando a los 58 en 22 partidos de un tal Reggie Miller.
La estampa de un gran jugador no se basa solamente en que Curry haya emulado a Michael Jordan
anotando 40 puntos con al menos cinco triples incluidos y un 55 por
ciento de efectividad en tiros de campo durante una final de
conferencia, algo que solo "Su Majestad" había logrado durante el cuarto
juego de la serie contra los Knicks en 1993.
Olvídense de las estadísticas, de los récords y de los galardones. De las frustraciones pasadas y las ilusiones futuras. Stephen Curry nos acaba de demostrar la verdadera razón por la que él es el Jugador Más Valioso de la NBA al aplastar las ilusiones de los Houston Rockets con 40 dagas en territorio hostil.
Ningún equipo en la historia de los playoffs de la NBA ha podido
remontar un 0-3 en una serie al mejor de siete, y aunque los Rockets
hayan dado vuelta un 1-3 contra los Clippers en la ronda pasada eso no
quiere decir que un milagro esté por suceder en las Finales de la
Conferencia Oeste. No contra los Warriors, no contra Curry.
El lugar en la historia de Curry no cuenta solamente con su cantidad
récord de triples en los playoffs, 64 y contando en apenas 13 juegos
superando a los 58 en 22 partidos de un tal Reggie Miller.
La estampa de un gran jugador no se basa solamente en que Curry haya emulado a Michael Jordan
anotando 40 puntos con al menos cinco triples incluidos y un 55 por
ciento de efectividad en tiros de campo durante una final de
conferencia, algo que solo "Su Majestad" había logrado durante el cuarto
juego de la serie contra los Knicks en 1993.
Sin embargo, el base de 27 años tiene una misión, la cual es llevar a los Warriors a las Finales de la NBA por primera vez desde 1975, y esa motivación lo llevó a incrementar dicha intensidad hasta niveles nunca antes vistos.
Solo hace falta repasar lo ocurrido en estas Finales de la Conferencia Oeste para entenderlo.
Curry primero anotó 34 puntos, bajó seis rebotes y repartió cinco asistencias en la victoria de su equipo en la apertura de la serie por 110-106 mientras Harden se quedaba corto con 28.
Luego él no solo anotó 33 puntos y dio cinco asistencias en el segundo juego, sino que se encargó personalmente de negarle la canasta ganadora a Harden con el marcador 99-98 a favor de Golden State antes de que suene la chicharra.
Su presión junto a Klay Thompson, su ¨hermano¨ y principal aliado, fue tan efectiva que él obligó a la figura de los Rockets, al que quería meterle el doble que empatara la serie en la cara, a darle el balón a un Howard que se la devolvió como si estuviese en llamas para que luego no quede más tiempo siquiera para intentarlo.
Harden terminó descargando su bronca contra las cortinas...
El tercer juego era la oportunidad de Harden para redimirse y demostrar que el MVP estaba en Texas, pero Curry lo terminó enterrando bajo una avalancha de 40 puntos, siete asistencias y cinco rebotes que le quitaron todo tipo de intriga y suspenso al partido y, por ende, la serie.
Curry se empecina en demostrarle a todos aquellos que allá por el 2009 dudaban de él, del ¨hijo de papᨠ, rechazado por Virginia Tech, salido de la humilde Universidad de Davidson y como séptima selección del Draft detrás de otros como el Hasheem Thabeet (2) y Jonny Flynn (6) que acá hay un solo MVP.
Más Vale que te Prepares.
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